| PARQUE NATURA, UN BOTÓN DE MUESTRA |
| PARQUE NATURA, UN BOTÓN DE MUESTRA |
| 2018-05-15 |
| VENENOTAS Por El Tlacuilo PARQUE NATURA, UN BOTÓN DE MUESTRA DEVALUADO Y DESESTIMADO El Parque Natura se conforma de ochenta hectáreas (ochocientos mil metros cuadrados) ubicado en una de las zonas de mayor plusvalía de la ciudad de Xalapa, capital de Veracruz. Fue declarado área natural protegida el veintitrés de septiembre de 1986, por el entonces gobernador del estado, Agustín Acosta Lagunes. Está considerado entre las diez reservas naturales más importantes del territorio veracruzano. El pasado gobierno elaboró un ambicioso proyecto y una fuerte inversión para crear un concepto ecológico y de atracción para las familias. Se habilitó con caminos para ciclistas, un lago artificial, espacios para celebración de fiestas y reuniones al aire libre, senderos, torres de avistamiento, juegos infantiles y canchas deportivas; mismo equipamiento que actualmente está destrozado; el actual gobierno no ha podido ni con ochenta hectáreas de las más de siete millones que conforman Veracruz. La crítica constante es que el gobierno de Duarte fue de lo peor, sin embargo en la actualidad en los únicos números que han logrado superarlo es en los de la violencia, los secuestros y los feminicidios. Ante el caos actual a veces no se sabe si pedir que “regresen los ladrones y se vayan los incapaces.” LO QUE QUEDA DEL EQUIPAMIENTO Regresando al tema de Parque Natura, sigue habiendo canchas de básquetbol, pero sin aros; aún existen los juegos infantiles, pero con columpios destrozados y con nulo mantenimiento; el lago artificial está a punto de secarse y ante las escasas personas que lo visitan, la actividad económica que rodeaba al parque a través de venta de globos, suvenires, bebidas y alimentos, ha desaparecido. Muchas de sus bancas están destrozadas o invadidas por la maleza, los señalamientos vacíos. De podar ni hablamos, se tomaron muy en serio la descripción que señala que tiene manchones de selva tropical. A MERCED DE LA DELINCUENCIA En el acceso de enfrente de Plaza Ánimas, está aún el puesto de vigilancia, pero vacío; ahí, sobre una silla desvencijada aún permanece la libreta para anotar nuestra visita, lo que antes era una medida de seguridad hoy solamente es como un llamado a misa, quién quiere se anota y quién no, pues no. Adentrarse en esa reserva natural es bajo nuestro propio riesgo, pues no hay vigilancia de día y de noche de plano es tierra de nadie, refugio de “drogos” y malvivientes. Todas las oficinas, que en un inicio medio funcionaban, ahora de plano permanecen cerradas. Lo que se le decomisó a los “disfincionarios” que se fueron no alcanzó para invertir en este tipo de espacios, bueno, a ciencia cierta no sabemos para que alcanzó, porque se ha manejado con total opacidad. Ojala que alguien no haya aplicado la máxima de que “ladrón que roba a ladrón tiene tres sexenios de perdón.” DESDE QUE SE INVENTARON LOS PRETEXTOS Pretextos para el abandono en que han dejado ese importante parque puede haber muchos; pero la realidad es que este tipo de sitios deberían ser prioritarios. Se invierten millones y más millones de pesos en armas y equipamiento policiaco para “medio echar bala” contra la delincuencia, y se menoscaba la prevención. Un parque de este tipo, funcionando adecuadamente impulsa el fortalecimiento de los lazos familiares y sus valores, la carencia de ellos es uno de los factores que nos ha llevado a la descomposición del tejido social en que vivimos. Que no nos digan que los gobiernos de la ciudad de México son más fregones que los de Veracruz, pues mientras que allá se tienen funcionando adecuadamente las 686 hectáreas que conforman el Bosque de Chapultepec, acá se nos hace bolas el engrudo con una área ocho veces más chica. Desestimar la importancia que tiene para los habitantes de la capital ir a observar la fauna que habita la zona, o acercarse a practicar algún deporte, o hacer una caminata en un lugar tan impresionantemente maravilloso, solamente habla de una carencia de sensibilidad social, y de un desconocimiento de la importancia de la convivencia sana. Los padres de a pie no aspiran a tener hijos candidatos a gobernador ni alcaldes, les basta con tener espacios dignos de convivencia. Es increíble que destinándose recursos públicos para un Instituto Veracruzano de Cultura, para Turismo y para Deporte, no se lleven a cabo actividades que lleven a la gente a este espacio; o quizás lo que realmente se desea es que no asista ya nadie, para que en una de esas, sorpresivamente, puedan entregarlo a la iniciativa privada. Obviamente a los particulares les valdría “una pura y dos con sal” la flora y la fauna, los espacios recreativos y esas cosas “triviales”; lo que harían serían desarrollos urbanos, que les reditúen jugosas ganancias económicas, tanto a ellos como a los que “salpiquen”. Diría mi sabia abuela: “piensa mal y acertaras.” SI A COMPARACIONES VAMOS Para criticar a un gobierno, habría que haber hecho las cosas mejor que él, sin embargo y a pesar de los espejitos mágicos que les dicen que son “lo más bonitos” de toda la historia; la actual administración dista mucho de ser mejor que la anterior, y no porque la anterior haya sido muy buena, sabemos claramente que fue una de las peores que ha tenido Veracruz, sino porque el actual ha tenido varios distractores que le han impedido hacer un buen gobierno. Una distracción es el odio hacia el pasado, que se extiende hacía todos los sectores sociales, estar atentos de vengarse hasta del de intendencia debe llevar mucho tiempo y mucho desgaste. Otra es la obsesión por perseguir a quienes los precedieron, con lo cual los veracruzanos han tenido un extraordinario policía para la delincuencia de cuello blanco, pero han carecido de un gobernador. Y la tercera, conformar un gabinete de recomendados de Yunes Márquez, así como poner a toda la estructura de gobierno perfilada para su campaña rumbo a la gubernatura. Sucedió así exactamente desde el momento en que levantaron la mano para decir: “sí protesto.” Estos factores han dado un gobierno ausente de las necesidades de los veracruzanos, el cual –insistimos- no ha podido ni siquiera poner en orden ochenta hectáreas ubicadas en el corazón mismo de Veracruz ¡Qué pena! |
