La vida aciaga del achichincle
La vida aciaga del achichincle
2016-02-15
Los achichincles de los perdedores

Definidas (o casi) las candidaturas de todos los partidos a la gubernatura de Veracruz, el vocablo es que algunos precandidatos perdieron la contienda, la expresión no deja de tener su dosis de verdad, aunque quienes quedan fuera de las candidaturas regularmente se quedan protegidos con algún cargo público o perfilados para llegar, o ya de plano con algún salario por “debajo del agua” que les permite librar la “crisis” temporal de una manera holgada. Pero los que realmente sufren son quienes respaldaban su proyecto, los

achichincles que ya se veían ocupando un cargo público con jugoso salario y chonchas compensaciones.

El achichincle -interno o externo- al equipo del suspirante, que aseguraba que su gallo era el bueno, queda quemado y policontundido, no lo jalarán a la campaña del candidato ganador, y mucho menos, si gana, al nuevo gobierno. Sus probabilidades de ser una de las pocas posiciones que negoció su jefe son mínimas. El golpe emocional de estarse preparando para administrar la abundancia y caer a la crisis de “andar bruja” durante años (o tal vez permanentemente) debe ser traumática (en Alvarado le dicen de otra manera).

Algunos se prepararán para la próxima contienda de su jefe, otros se abrirán y

buscarán una mejor condición de sobrevivencia. Otros menos afortunados, que apostaron todas sus canicas a la contienda sin dejar puertas abiertas, ni estrategia número dos, saldrán de la vida política por la trastienda para perderse en el anonimato.

Los crédulos

Los precandidatos y suspirantes siempre manejan sus estrategias. Recurrentemente los escucharemos decir seguros que van a lograrla, a veces incluso ya andan en las negociaciones de la retirada pero azuzan a su gente para que no baje la guardia, y sus achichincles le creen ciegamente para terminar siendo moneda de cambio, en una ecuación de “¿cuánto apoyo tienes? Te doy lo equivalente”. Es el juego de la

política, en el que hay piezas en la mesa para mover, lo malo es que ya en campo, esas piezas son seres humanos que también tienen su corazoncito y que terminan descalabrados por meterse entre las patas de los caballos.

El camaleón

Existen los otros achichincles, los de moral distraída, pero con una sorprendente capacidad de sobrevivencia, quienes a la voz de “ha muerto el rey ¡viva el rey!”, abandonan el barco al considerarlo hundido y se suman al ganador sin el menor pudor; emulando aquel chiste del águila que se encontraba contemplando su majestuosidad por haber podido llegar hasta la cúspide de la montaña, cuando

observa a un humilde gusanillo a su lado; sorprendido le pregunta cómo llegó hasta esa altura, a lo que el anélido le responde: “¡Arrastrándome!”… queda de tarea.

Ellos subsisten gracias al oído blando del candidato en turno, que recurrentemente son débiles a la lisonja. En ocasiones ese tipo de achichincles mutantes ganan posiciones incluso por encima de quienes son equipo auténtico y que le han sufrido la quinta y las malas, al ahora ungido.

Los de los ganadores

El achichincle honesto y devoto no está a salvo si su jefe la logra, tendrá que pasar el crisol de la repentina simpatía de su mesías, corriendo el peligro que por ser

considerado un aliado seguro, pase a segundo o tercer término para dar paso a los “sabios” de los temas, a los compromisos de campaña o a los achichincles de otros precandidatos (ya mencionados) que le llegaron a endulzar el oído.

Es conveniente observar cómo tratan los precandidatos a quienes se la jugaron con ellos, esa actitud habla mucho de ellos como seres humanos y como futuros gobernantes; si a alguien lo vemos que pierde el piso ahorita que solamente existe una posibilidad de llegar al poder, imaginémonos usted cómo se comportará cuando tenga “todo el pinche poder en la mano”. Es cierto que la capacidad académica, intelectual y política importan para realizar un buen

gobierno, pero si esas capacidades no van acompañadas de valores humanos, derivan en malos gobiernos. Así que a observar el comportamiento de cada candidato con su gente podría orientarnos a decidir nuestro voto.

Postdata: Si los gobiernos tienen pruebas de periodistas relacionados con el crimen organizado procedería que realizaran su detención inmediata, es mejor construir cárceles que cavar más tumbas.
 
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