El camino del “Tapado” | |||||||||
El camino del “Tapado” | |||||||||
2016-01-04 | |||||||||
No descansó el diablo El periodo vacacional no impidió que la crispación política continuara, las descalificaciones, amenazas de encarcelamientos y demás linduras han estado presentes día tras día. Los pronunciamientos en favor de algún precandidato han continuado, muchas de ellas derramadas en tinta, a veces con un apasionamiento desmedido, sin dimensionar que todo momento político -sin importar cuán significativo sea- es temporal ¿para qué entonces hipotecar la pluma por algo que no es de “nuestra concupiscencia”? Una línea escrita, por apasionada que ésta sea, no va a influir en el ánimo de quienes van a tomar una decisión partidista. Así que ese amor intenso, apasionado y loco de algunos periodistas por un posible candidato es incomprensible. En el mismo tenor se encuentran algunos políticos que aseguran que si no es tal o cual candidato su partido perderá la elección. En el caso del PRI, en especial significaría un retroceso hasta antes del 1929, en que Plutarco Elías Calles sentenció la necesidad de dejar de ser un país de caudillos para convertirnos en un país de instituciones; hoy sin embargo, en Veracruz parecería que se quieren dejar a un lado las instituciones para retornar al período de los caudillos, época que la historia registra que fue un tiempo de sangrientos enfrentamientos. Lo que está en juego Veracruz es un gran estado, su fuerza política y económica es de las más importantes del país, es más, se vigoriza día con día con obras y proyectos tan importantes como la ampliación del muelle de Veracruz y el nuevo Puerto en Tuxpan, una armadora de automóviles también ubicada en ese puerto de la huasteca, y millones de pesos en carreteras. Nuestro estado es un gran gigante, con potenciales impresionantes. Por desgracia también es una tierra deseable para la delincuencia organizada, y la pugna por el territorio entre grupos delincuenciales la hemos padecido. Veracruz es un factor de decisión en las Cámaras, a las que aporta, tres Senadores (dos del PRI y uno del PAN), además de dieciséis diputados federales del PRI, cuatro del PAN, tres perredistas, cuatro del Verde y dos de Morena. Todos ellos por recalcitrantes que sean, son dirigidos o influenciados por el gobernador de Veracruz; es decir, les afecta o beneficia estar o no estar en el ánimo del jefe del poder ejecutivo de su estado. Ese panorama nos puede dar una idea del porqué los precandidatos y más sus aplaudidores están tan crispados. Los intereses que confluyen en la figura del gobernador de Veracruz son múltiples, dirigir este gran estado por dos años o el tiempo que sea es un gran privilegio que conlleva un enorme poder. Los tiempos Se manejan ya dos fechas donde se afirma que el PRI destapará por fin a su candidato, el quince o el veinte de este mes de enero, es decir, estamos a unos cuantos días de que esto suceda. Después de que el PRI dé a conocer a su candidato, los otros partidos se irán en cascada revelando cuáles serán sus piezas para pelear al candidato del partido en el poder la gubernatura. Entonces, seguramente todas las corrientes y algunos corrientes se arrimaran al Tlatoani elegido para jurarle -besando la cruz- que él, y solamente él, fue su gallo todo el tiempo. La costumbre es más fuerte que el amor Los que apuestan a una ruptura en el PRI seguramente se llevarán un fiasco. La tesis de que si no es el candidato de Duarte, el mandatario lo hará perder en las urnas, o si no es el candidato de Peña sucederá lo mismo, se encuentra en el terreno de un juego donde no hubiera tanto que perder. Si el PRI llegara a perder (opción poco probable) será porque la oferta de los otros partidos fue mejor, y no por algún berrinche de nadie. Las figuras dentro de ese partido son importantes, pero más contundente es la disciplina de su militancia. Los primeros actores Esta elección la van a decidir los alcaldes, quienes al tiempo de la elección estarán en su mejor momento. La lógica indica que durante el proceso deberán tener el control de los grupos en sus municipios; deberán ser los principales operadores durante la campaña que se avecina. El dato duro es que el ochenta por ciento de los veracruzanos están gobernados por alcaldes del PRI (sin contar a los afines de otros partidos); lo que sitúa a ese partido-al menos en los números- ante una campaña que no debe representar ningún riesgo de derrota. Al parecer la única manera que tienen sus opositores para subir en las urnas es la descalificación y la diatriba, de eso habrá mucho, y mientras la violencia se quede en las palabras será una campaña normal, porque hay quienes ya empiezan a apostarle a una campaña con violencia física, ojalá que no suceda. Esperemos que los señores del poder no se apasionen demasiado, porque sobre de sus hombros recae la estabilidad de un estado esplendoroso, vivo y lleno de gente buena que se llama Veracruz… ¡Vaya por Veracruz la apuesta! lo demás es temporal. |
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