Xalapa. Ver / 2021-07-09
Para nadie es un secreto que el Poder Judicial estatal está a años luz del orgullo que un día fue para Veracruz y los veracruzanos. Baste recordar el paso de licenciado Pericles Namorado Urrutia como presidente magistrado, por no nombrar la labor de otros excelentes juristas que dejaron una huella imposible de borrar por su trabajo.
Desde que se fue Edel Álvarez Peña comenzaron los problemas con la llegada a la presidencia del Tribunal de Sofía Martínez Huerta que ni siquiera era magistrada. Lo primero que hizo la señora fue poner a su parentela en puestos de relevancia y con sueldos que quitaban el hipo.
Y la bajaron.
Luego llegó Isabel Romero Cruz (que fue nombrada violando la ley, pero bueno…). Como remedio doña Isabel está resultando peor que la enfermedad porque también ha colocado en puestos clave a parte de su numerosa parentela y ha nombrado jueces a sujetos y sujetas sin la mínima capacidad para ejercer sus cargos.
Lo anterior ha provocado que Veracruz sea uno de los estados donde peor se imparte la justicia.
Pero eso no interesa ni a magistrados ni a la señora presidenta mientras se sigan despachando a sus anchas. La bronca es que están a punto de levantarles la canasta, entre otras cosas porque se acabaron el presupuesto y metieron en un brete al Poder Judicial.
Esto llegó a oídos del gobernador Cuitláhuac García que pidió a doña Isabel Romero que baje las compensaciones de los magistrados, lo que no está gustando a esta bola de zánganos. Y no les está gustando porque esas compensaciones son, en la mayoría de los casos, superiores al sueldo que devengan.
Pero lo que piensa la sociedad es que lo mejor para que la justicia avance como Dios manda, es que bajen tanto a la presidenta como a los magistrados, pero de sus puestos, y coloquen en el Poder Judicial a personas honestas, capaces y sobre todo con el perfil adecuado para que la justicia en Veracruz vuelva a caminar como en años pasados.
Que así sea.