Redacción. – Si sientes que el frío apenas va agarrando confianza, no estás tan equivocado. Para esta temporada se tienen previstos entre 48 y 52 frentes fríos en todo el país, una cifra bastante normal para México, pero que no deja de sentirse. Cada uno trae su respectiva dosis de aire helado, vientos fuertes, lluvias invernales y, en algunos casos, heladas que sí calan. Hasta ahora vamos en el frente frío número 21, así que todavía nos quedan por lo menos 27 más en el camino.

Lo más pesado del frío suele llegar entre finales de diciembre y la segunda mitad de enero, y si se alarga, puede estirarse hasta los primeros días de febrero. En pocas palabras: lo más duro aún no pasa. Es justo en ese periodo cuando se juntan las noches largas, el sol con menos fuerza y las masas de aire polar que bajan directo del norte. Ahí el frío deja de ser “aguántable” y se vuelve parte del día a día.

Y ojo, porque el invierno no solo se mide con el termómetro. Hay otros detalles que también pegan:

– Vientos más fuertes, sobre todo los famosos “Nortes” en el Golfo de México, que hacen que el frío se sienta más intenso y complican actividades en la costa.
– Ambiente más seco, principalmente en el centro y norte del país, lo que reseca la piel, la vegetación y aumenta el riesgo de incendios, aunque estemos en temporada fría.
– Cambios bruscos de temperatura, con mañanas heladas y tardes más templadas, combinación perfecta para gripas y enfermedades respiratorias.
– Heladas fuera de tiempo, que afectan cultivos y le pegan fuerte al campo, sobre todo en zonas altas.

El problema es que en México el frío casi nunca se toma en serio. Cada año “nos agarra de sorpresa”, aunque los pronósticos lo vengan anunciando desde semanas antes. Y mientras los frentes fríos se ven como números en una lista, en la vida real se traducen en casas mal aisladas, calentadores improvisados, enfermedades que se pudieron evitar y pérdidas económicas innecesarias.

El invierno no es raro ni extraordinario: llega todos los años. La verdadera pregunta no es cuántos frentes fríos vienen, sino qué tan listos estamos para aguantar lo que falta, más allá del suéter y la cobija.