Redacción Revista El Tlacuilo.– Quien seguramente anda “rete contenta” tras el interés que mostró la Presidenta Claudia Sheinbaum por el boxeo femenil el pasado fin de semana, fue la diputada local Victoria Gutiérrez, una de las figuras que en Veracruz ha venido empujando, sin reflectores excesivos, tanto el boxeo profesional como el amateur.

Y no es casualidad. Desde hace tiempo, la legisladora ha mantenido una comunicación cercana y constante con la campeona mundial veracruzana Esneidy “La Leona” Rodríguez, con quien ha tejido una relación basada más en el acompañamiento que en la foto ocasional. En un deporte donde el abandono institucional suele ser regla, esa constancia ya dice mucho.

Prueba de ello fue la función de box “Veracruz, Tierra de Campeones”, celebrada el 26 de julio de 2025 en el Auditorio Benito Juárez del puerto de Veracruz, evento impulsado directamente por la diputada. Aquella noche reunió a boxeadores nacionales e internacionales frente a talentos veracruzanos que, para orgullo local, se quedaron con la mayoría de los triunfos. El cartel incluyó, además, un combate por campeonato mundial femenil protagonizado por la cardeleña Esneidy “La Leona” Rodríguez, consolidando a Veracruz como plaza seria para el boxeo.

Pero el apoyo no terminó con las luces del ring. La diputada ha seguido buscando rutas y mecanismos para impulsar a los nuevos valores que vienen empujando fuerte en el estado, particularmente a los que entrenan en el “establo” de La Leona, en la ciudad de Cardel, semillero que empieza a dar resultados y que necesita algo más que aplausos para sostenerse.

En ese contexto, la imagen de la presidenta poniéndose los guantes no es menor. Más allá del simbolismo, manda un mensaje claro sobre la relevancia del boxeo femenil y del deporte como herramienta social. Para Victoria Gutiérrez, ese gesto presidencial puede convertirse en un nuevo impulso para reforzar su trabajo y ampliar el respaldo a quienes se parten la cara —literalmente— arriba del ring.

El boxeo veracruzano tiene talento, hambre y disciplina. Lo que necesita es que no le quiten la brújula a mitad del camino. Y por ahora, al menos desde una curul, parece que alguien la está sosteniendo firme. Hay mucho por hacer, y el campanazo apenas suena.