EL RUIDO, ENEMIGO NO SILENCIOSO
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OPINIÓN | Revista el Tlacuilo / 2025-11-04
Redacción.- El esfuerzo del colectivo ciudadano “Más Seguridad Aérea, Menos Ruido” para reducir la zona en que vuelan los aviones en la ciudad CDMX antes de despegar o aterrizar llama la atención; el objetivo de evitar el daño físico y psicológico por el ruido. Esto nos hace reflexionar la importancia de cuidar el ruido en el ambiente urbano, algo que no sucede en ciudades como Xalapa.
En la capital de Veracruz es común que circulen vendedores con alto volumen de equipos de sonido, desde el “panadero con el pan”, los del “fierro viejo que vendan”, las galletitas de Xico” hasta el “Gaaaaas”. Además, cualquier hijo de vecino que tiene un changarrito o changarrote saca sus bocinas y deleita al público con una excelsa selección musical de corridos tumbados, cumbia y guaracha a todo volumen. Es su estrategia de mercadotecnia, aunque nunca hemos escuchado a nadie que asista a comprar a algún lugar porque “ponen música bien chida”.
Los grandes comercios no están exentos, lugares como las Bodegas Aurrera o las múltiples tiendas de chinos acostumbran la música a elevado volumen; y que decir si le tocó a usted un vecino con carrera frustrada de DJ, que a cualquier hora del día, noche o madrugada le comparte su música.
Eso entre otros múltiples factores como tocar el claxon innecesariamente, la obra pública, los camiones y motocicletas escandalosas, son factores que vuelven algunos sectores de la ciudad muy ruidosos. En Xalapa, el ruido urbano o contaminación acústica ha dejado de ser un simple fastidio cotidiano para convertirse en una amenaza silenciosa a la salud pública:
En el plano fisiológico, la evidencia científica es abrumadora. Estudios de SciELO México muestran cómo el ruido altera los ciclos del sueño: las personas tardan más en conciliarlo, se despiertan con frecuencia y descansan peor. Esa falta de reposo no sólo mina la energía diaria, sino que abre la puerta a un deterioro sistémico. De acuerdo con repisalud.isciii.es, la exposición prolongada al ruido urbano se asocia con hipertensión, infartos y accidentes cerebrovasculares: el corazón late a un ritmo que no eligió. En los casos de exposición intensa, el daño puede llegar al oído mismo —como advierte ojs.diffundit.com— con pérdidas auditivas que se vuelven irreversibles.
Pero el cuerpo no es el único campo de batalla. Papelesdelpsicologo.es describe cómo el organismo reacciona con un constante “modo de alerta”: cortisol elevado, respiración acelerada, tensión muscular. Es el cuerpo creyendo que vive en peligro. ipdgrupo.com agrega otro golpe: los ambientes ruidosos afectan la concentración y el aprendizaje, especialmente en los niños, cuya mente aún busca su ritmo interno.
Ojalá las autoridades correspondientes volteen a ver este tema, que deteriora la calidad de vida y que crece sin control.