CARLOS MANZO, ALCALDE DE URUAPAN, MANTUVO UNA POSTURA DE “MANO DURA” CONTRA LA DELINCUENCIA
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Sus declaraciones previas a su asesinato reflejan tensión con el crimen organizado y una exigencia de acción inmediata al Estado
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INFORMACIÓN | Revista el Tlacuilo / 2025-11-01
Redacción.- El alcalde de Uruapan, Michoacán, Carlos Alberto Manzo Rodríguez, asesinado la noche de este sábado primero de noviembre durante la inauguración del Festival de Velas, se había caracterizado por su discurso frontal contra la delincuencia y su insistencia en recuperar la seguridad del municipio “sin pactos con el crimen”.
Meses antes de su muerte, Manzo protagonizó declaraciones que generaron amplia polémica en el ámbito político y social. En mayo de 2025 ordenó a los cuerpos policiacos “abatir a los delincuentes armados”, señalando que “no hay que tener ninguna consideración con esos lacras de la sociedad”. Afirmó que los criminales operaban principalmente en motocicletas y anunció revisiones exhaustivas en vehículos sospechosos.
En junio, denunció públicamente la presencia de grupos armados con entrenamiento militar y presuntos exmilitares extranjeros —colombianos y venezolanos— en campamentos clandestinos de la región. Advirtió que estos grupos portaban “material de guerra” y pidió apoyo federal, además de reforzar la seguridad local con vehículos blindados. “No estamos hablando de borrachitos alterando el orden público; son grupos fuertemente armados”, dijo entonces.
Su discurso alcanzó su punto más fuerte tras el asesinato de un policía municipal el 14 de septiembre, cuando lanzó un ultimátum: “Si va a haber muertos, también va a haber muertos de la delincuencia. La gente está cansada.” Suspendió actos oficiales y exigió la captura de los responsables “vivos o muertos”.
Las expresiones del alcalde fueron respaldadas por parte de la ciudadanía, pero criticadas por legisladores y organismos defensores de derechos humanos, que las calificaron de “riesgosas e impropias de un servidor público”. Pese a ello, Manzo reiteró su postura: la prioridad debía ser “un gobierno limpio, sin alianzas criminales”.
El mandatario estatal Alfredo Ramírez Bedolla calificó su asesinato como un “cobarde atentado”, mientras fuerzas estatales y federales mantienen un operativo especial en Uruapan tras el ataque.
La trayectoria de Carlos Manzo deja como huella un discurso duro, desafiante, valiente y profundamente confrontado con la violencia, en el que, por desgracia para el país entero, el munícipe perdió la batalla.