VERACRUZ, CUNA Y CORAZÓN DEL BOLERO: UNA HISTORIA DE AMOR ETERNO
Estado de Veracruz : BOLERO / Gamaliel Velazco
Tlacotalpan, un eco vivo de las voces románticas del ayer

Gamaliel Velazco
/ 2025-07-12

VERACRUZ, CUNA Y CORAZÓN DEL BOLERO: UNA HISTORIA DE AMOR ETERNO

Tlacotalpan y su festival, un eco vivo de las voces románticas del ayer

El bolero, ese género musical que late con ternura y pasión en cada verso, tiene en el estado de Veracruz una de sus raíces más profundas y queridas. Nacido a finales del siglo XIX en Cuba, el bolero se propagó rápidamente por América Latina gracias a su carga lírica, sus melodías nostálgicas y su capacidad para transmitir el amor, el desamor y la esperanza con una intensidad conmovedora. Sin embargo, fue en México donde encontró su más fértil terreno y, dentro de este país, Veracruz se convirtió en uno de sus hogares más vibrantes.

Puerto de entrada y salida de culturas, ritmos y emociones, Veracruz abrazó al bolero con una naturalidad casi orgánica. La influencia afrocubana, los vínculos marítimos con La Habana y la sensibilidad musical de sus habitantes dieron forma a una escena bolerista única, en la que florecieron tríos, orquestas y solistas que hoy forman parte del patrimonio sonoro del país. Nombres como Toña la Negra, originaria del puerto de Veracruz, se elevaron como estandartes de esta tradición, llevando el bolero mexicano a escenarios internacionales con voz poderosa y corazón herido.

A lo largo del siglo XX, Veracruz fue semillero de músicos boleristas, particularmente en ciudades como Xalapa, Córdoba, Coatzacoalcos y, por supuesto, Tlacotalpan, ese pueblo declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO que se ha convertido en santuario del son, la décima y, en años recientes, también del bolero.

Fue precisamente en Tlacotalpan donde el bolero se celebró de forma especial durante el Festival del Bolero, un evento que reunió a músicos locales y nacionales para rendir homenaje a este género inmortal. El evento no sólo rescató canciones entrañables, sino que también confirmó el arraigo de esta música entre las nuevas generaciones.

Porque si hay un lugar donde el bolero tiene casa, alma y raíces profundas, ese lugar es Veracruz. Y si hay un pueblo que lo honra con cariño y dignidad, es Tlacotalpan, donde cada canción es una historia de amor que se niega a morir.