¡Boca del Río no es como lo pintan! Hay deficiencias hasta en las zonas más exclusivas
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Desde agua apestosa, hasta ratas del tamaño de un conejo

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INFORMACIÓN | Revista el Tlacuilo / 2025-05-26

26 de mayo de 2025. Redacción | Revista El Tlacuilo.- Este domingo, integrantes de Revista El Tlacuilo realizamos un recorrido por Boca del Río y fuimos testigos de una realidad que dista mucho del discurso oficial. Durante una reunión vecinal con la candidata Bertha Ahued, en uno de los fraccionamientos más tradicionales y exclusivos de Veracruz Puerto, el Virginia, salieron a flote las profundas grietas del municipio más presumido del estado.

Los vecinos no pidieron grandes obras ni espectaculares proyectos; hablaron de lo básico: las deficiencias en los servicios de agua, alumbrado, seguridad. Y ni eso tienen.

Agua lodosa y pestilente: el lujo de lo elemental
Vecinos denunciaron que el agua potable, cuando llega, lo hace sucia, lodosa y con un olor insoportable. Una vecina relató que, a pesar de tener dos filtros en su hogar, el olor a podrido permanece:

“Yo tengo dos filtros, uno en la entrada y otro en el tinaco, así logro quitarle el lodo, pero el mal olor no se le quita con nada”.

¿La empresa responsable? El tristemente célebre Grupo MAS, señalado como un negocio familiar altamente rentable pero ineficiente. Un vecino recordó que, incluso, el fallecido diputado Fernando Arteaga había documentado suficientes pruebas para retirar la concesión en Veracruz:

“Lo mismo debería hacerse en Boca del Río, con CAV”, remató el vecino _”son los mismos dueños” añadió Bertha Ahued, coincidiendo con la denuncia.

Oscuridad, ratas y abandono
Y si el agua es un lujo, la luz lo es aún más. En esa misma zona el alumbrado público no funciona y los vecinos viven en penumbra. Esto, sumado a la proliferación de ratas —“¡unas ratotas así!”, dijo una habitante mostrando el tamaño con las manos—, pinta un escenario propio de una ciudad abandonada, no de la “joya boqueña” que tanto presumen en campaña.

Casas invadidas y delincuencia impune
Una joven vecina alertó sobre casas invadidas por presuntos delincuentes. Propiedades abandonadas han sido desmanteladas y ahora sirven como base para robos.

“La policía municipal sabe lo que pasa, pero no hace nada. Si llamamos por una emergencia, no vienen. Solo los Marinos nos auxilian de vez en cuando”.

Los “chatarreros” —así los llaman— recorren la zona vigilando a los vecinos antes de asaltarlos. Hay evidencia en las cámaras de seguridad particulares, pero el miedo y la indiferencia oficial paralizan cualquier intento de denuncia.

“Nos dicen que no pueden entrar porque es propiedad privada… ¡sí, pero está invadida por delincuentes!”, reclamaron con impotencia.

El espejismo de Boca del Río
Este encuentro dejó clara una cosa: Boca del Río no es como la pintan. Mientras sus autoridades venden una imagen de modernidad y calidad de vida, la realidad muestra un municipio rebasado por el abandono, donde ni los fraccionamientos más exclusivos están a salvo de los servicios públicos deficientes y la inseguridad rampante.

Si así están las zonas “bonitas”, imaginemos las marginadas.

El descontento es profundo. Y todo indica que este abandono podría costarle caro a quienes hoy ostentan el poder municipal. Las urnas del próximo domingo serán, quizás, el verdadero espacio donde los ciudadanos hagan valer su hartazgo.