Quien escribe nació con tez oscura, muy oscura.

Sí, en la escuela me hicieron “bullyng” (entonces se llamaba “castre”) por mi color y algunos amigos aún lo siguen haciendo, sin embargo, nunca me ha ofendido; las bromas al físico eran a la par de las burlas al gordo, o al güero, o al que tenía hermanas bonitas o vestía mal, es la jungla del crecimiento.

No me traumó que mi madre (de tez blanca, por cierto) me dijera de cariñito “pedazo de maíz prieto, carita de chupontil, garrobo prieto, pedacito de chocolate, negrura y otras linduras así; era su forma de hablarme con cariño y así lo entendí siempre; quizás eso me preparó para el castre futuro.

Pero ahora resulta que a los negros nos están considerando grupo vulnerable, a mi cómo negro me ofende más que sentirme arropado, porque intrínsecamente eso sí es un acto de discriminación; es algo paradójico que en Veracruz se impulse esa iniciativa siendo que existe una amplia población morena, además de que ya un afrodescendiente fue Gobernador del estado ¿Cuál grupo vulnerable? ¡No inventen! ¿Será por estas cosas que a la actual generación le llaman “de cristal”?
Decirle a alguien “Mi negro” en Veracruz no es ofensa, es una expresión de afecto.

Quien escribe vivió fuera del estado toda su niñez y gran parte de la vida adulta, en lugares donde los negros son la excepción de color, la mayoría de los pobladores son de piel blanca, y nunca me sentí menospreciado; considero que el tema es hacerle mucho al ensarapado, los negros que conozco no están frustrados ni traumados, mis amigos negros no lo son porque tengamos el mismo color de piel, lo son porque es gente valiosa, somos negros felices y punto.