La Ciudad de México, en algunos sectores, vive en un ritmo depredador, uno de ellos son los bares en los que es recurrente la venta de bebidas adulteradas y el abuso a la hora de cobrar la cuenta; un macabro botón de muestra acaba de suceder en “La Polar”, restaurante de birria y bar, en el que los meseros pretendían que un cliente pagara un 50% de propina sobre el monto de la cuenta; al negarse lo encerraron en una bodega para golpearlo hasta quitarle la vida.

En un video, que si no lo ha visto no lo vea, un sujeto corpulento y de gran estatura saca del establecimiento a la víctima Antonio Monroy, arrojándolo contra el piso de una altura de metro y medio aproximadamente, sin el menor asomo de humanidad, en una escena que no vemos ni siquiera en un rastro con el cuerpo de algún animal sacrificado.

Ahora sabemos que el presunto asesino se llama Sergio Gama Covarrubias, de apodo “El Chiquilín” y trabajaba como “guarura” del antro. Aquí podemos reflexionar en si será su primera víctima; si tiene familia ¿qué les dice cada día cuando los ve despues de haber golpeado a algún borrachín? ¿Qué llegó a decir esa noche?: “me tengo que desaparecer un tiempo porque maté a un bato, se me pasó la mano”.
Durante los hechos, en el bar, nadie amaga con denunciar el homicidio, al contrario, todos lo encubren; se trata de tierra de nadie, sin apego moral alguno; se trata de un caso para poner de ejemplo en cualquier conferencia donde queramos abordar la descomposición social en nuestro país ¡Que mal andamos!

Como apunte chusco, el slogan del lugar rotulado arriba de la puerta dice: “Es un privilegio servirle, sonría siempre”, el chiste se cuenta solo.