Si quieres que no se resuelva un problema, crea una Fiscalía Especializada. Esta frase es muy sobada pero es cierta. Sin embargo, se sigue recurriendo a la creación de Fiscalías Especializadas cuando los problemas son más grandes que las soluciones.

Este jueves el diputado local del Partido del Trabajo, Ramón Díaz Ávila, presentó una iniciativa que busca crear una Fiscalía Especializada para investigar los crímenes de odio. Dijo que entre el 2015 y hasta octubre de este año, Veracruz ha registrado 140 crímenes de odio contra personas de la comunidad LGBTI y el 2019 fue el año con mayor número de casos.

Agregó que la entidad es una de las que sufre de más crímenes de odio seguida de Chihuahua, Estado de México, Tamaulipas y la Ciudad de México.

“Aquí hay trazos de odio, es ante todo un odio social, organizado institucionalmente e inscrito simbólicamente en el lenguaje del desprecio, los insultos, las burlas, los chistes. Los homosexuales, las personas transgénero y las lesbianas, especialmente cuando asumen algunos rasgos o comportamientos que son considerados impropios en cierto orden de sexogénero, son objeto de desprecio y estigmatización sistemática”, denunció el legislador. De ahí su intención de crear una fiscalía que atienda estos casos.

La idea es buena, pero si nos vamos a los pésimos resultados que han tenido las fiscalías especializadas, una más no dará resultado. ¿No sería mejor que la Secretaría de Seguridad Pública y la Fiscalía General del Estado se pusieran las pilas? La primera está para prevenir esos crímenes y la segunda para investigar, perseguir y llevar a prisión a los culpables cuando los crímenes de odio ya están consumados.

Si ambas dependencias se pusieran a trabajar como Dios manda, esos crímenes disminuirían sustancialmente.