Este día, nos dimos a la tarea de recorrer de cabo a rabo los diez kilómetros (cinco de ida y cinco de retache) de la ciclopista ubicada en la avenida Ruiz Cortines. Y llegamos a la conclusión que esa “obra” debe ser auditada por la próxima administración municipal porque aparte de ser un atraco a los xalapeños se trata de un fraude descarado.

Lo que hicieron los “ingenieros” fue quitarle metro y fracción a la anchura de la avenida, a la que le pusieron unos separadores estilo metrobús de la Ciudad de México (aunque no tan altos) los pintaron de verde, pusieron topes boludos disque para delimitar la dichosa ciclopista, unas franjas blancas por aquí, otras por allá y listo.

Ni siquiera tuvieron la decencia de bachear las zonas cuarteadas que llevan años así, simplemente las pintaron de verde para disimular las cuarteaduras y órale.

El trazo es pésimo y en algunas partes no se sabe dónde está la ciclopista y dónde la avenida. Mientras la avenida ha sido agarrada como estacionamiento, la ciclopista no es segura para los ciclistas.

Quienes le dijeron al alcalde que eso costaría 15 millones de pesos lo timaron, pero él a su vez timó a los xalapeños al disponer de esa suma sin su consentimiento por lo que en el argot judicial cometió abuso de confianza.

En serio estimados lectores, esa “obra” se debe auditar para deslindar responsabilidades y castigar a los comprometidos con su ejecución. Estamos seguros que ningún otro alcalde en su sano juicio hubiera permitido tamaña estafa que no vale ni el 10 por ciento de esos 15 millones de pesos que presuntamente costó.

Y es que por donde se le mire la dichosa ciclopista tiene más errores de origen, que la Línea 12 del Metro que tiene tambaleándose en la cuerda floja a su creador, Marcelo Ebrard Casaubón.