Sucedió lo que se esperaba, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación echó para abajo la candidatura de Miguel Ángel Yunes Márquez por la sencilla razón de que hizo trampa con sus papeles de residencia. ¿Y qué pasó? Nada. El siguiente paso del junior fue subirse a la candidatura de su esposa Patricia Lobeira y asunto arreglado.

En un concurrido mitin el candidato defenestrado tomó el micrófono para decir: “¡Aquí nadie se raja! Vamos a defender a Veracruz. Aquí no van a pasar. Los veracruzanos somos gente de lucha que nos crecemos en los momentos más difíciles y hoy no va a ser la excepción.

“Esto no se ha terminado, les pido para Paty la misma confianza que me han manifestado en el pasado. Es una mujer de carácter, brillante, capaz, preparada y profundamente sensible. Conoce los problemas y necesidades de Veracruz porque aquí nació y ha vivido toda su vida.

“Sé que está más que lista para encabezar este gran proyecto en beneficio del Puerto de Veracruz. Les pido a todas y a todos los veracruzanos que vean lo que está pasando, que traten igual que yo de seguir durante esta campaña trabajando para convencer a la gente”.

Y a renglón seguido se quitó la máscara: “Voy a hacer esta campaña como si fuera mía, estaré recorriendo la ciudad a partir de mañana junto con Paty, diciéndole a la gente que aquí estamos; yo no le voy a soltar la mano y estaré con ella como ella ha estado conmigo. Les pido, así como me han apoyado, apóyenla a ella. Estoy seguro que hará un gran papel como presidenta municipal”.

¿Y qué dijo la candidata?

No pues ella estuvo ahí de figura decorativa. Como la chinita, nomás milando.