¿Y quién va a calificar a los impresentables? ¿Existirá ya algún aparato similar al alcoholímetro, o al medidor de temperatura de los comercios, o al termómetro rectal, que vaya a permitir detectarlos?

Quizás los partidos aliados establezcan la Secretaría de evaluación de honras y prestigios incólumes, que seguramente tendrá que estar integrada por videntes, psicólogos y sabios de diversas partes del mundo; quienes mediante un trance espiritual califiquen al impresentable y le digan que no pasó el control de calidad.

Después de la tarjeta roja aquel personaje deseoso de poder seguramente bajará la testa y aceptará la determinación sin irse a refugiar a otro partido (no aliado), ni hacer escándalo, ni operar durante la campaña en contra del que le quitó su hueso.

Suponemos entonces que el impresentable Sergio “El Bailador” Hernández no será candidato a la alcaldía de Xalapa por haber saqueado al Congreso, ni Marichoques será postulada en Veracruz porque debe la vida del joven tatuador, y así con los demás cuya “impresentabilidad” es de fama pública y que todos sabemos que merecen estar en la lista negra.