EL BOTÓN DE MUESTRA, CALLE ALLENDE
Xalapa. Ver: Calle Ignacio Allende /
VENENOTAS/ Por El Tlacuilo


Xalapa. Ver / 2020-04-13

RARA, POR DECIR LO MENOS
La calle Ignacio Allende es una de las de mayor tradición de Xalapa, lleva de manera directa desde “Los Sauces” al centro de la ciudad; cabe apuntar que a ese punto es utilizado como Terminal de los camiones que vienen de Coatepec y otras zonas aledañas.

Aunque un buen número de personas deciden recorrer la distancia al Centro caminando, la gran mayoría lo hace utilizando otro transporte público.

Para los automovilistas que viajan hacia el Centro provenientes de la avenida Ruiz Cortines y algunas colonias de la zona, la calle Allende es la única vialidad que les permite llegar al primer cuadro de la ciudad. Con esas referencias podrá usted calcular el flujo vehicular que pasa por esa calle que durante muchos años tuvo dos carriles de circulación pero que ahora gracias a alguna mente maestra del Ayuntamiento de Xalapa se redujo a un solo carril... ¡no hooombre unos genios!
Lo más grave es que esa calle es la única vía para que ingresen las ambulancias de algunas de las zonas referidas hacía los hospital Nachón y la Clínica 11 del IMSS. Imagínese usted una ambulancia a vuelta de rueda atrás de un camión recolector de basura o urbano que no pueden orillarse para cederles el paso a causa del nuevo diseño vanguardista de la calle.

DE MENTES PROGRESISTAS
Al inicio de la restauración de la calle Allende de la capital del estado, se anunció que la obra se realizaría respetando el trazo original; sin embargo un mes después los creativos del Ayuntamiento decidieron hacer un nuevo trazo, incluyendo banquetas de cinco metros de ancho y la ya citada reducción de carriles, trazo digno de inteligencia de-mente vanguardista.

Entonces la directora de Obras Públicas Sulekey Citlalli Hernández anunció que la obra que realizaban en una ciudad con serios problemas de vialidad, daría mayor prioridad al peatón, misma política que según ella aplicarían también en la calle Revolución.

Además de la poca funcionalidad de la obra, que debería haber sido simple, la remodelación fue un desastre; en primer lugar se había prometido terminarla a fines de diciembre del año pasado y fue concluida apenas el 31 de marzo de este año, con un retraso de más de dos meses.
El costo pasó de un presupuesto calculado inicialmente en 10 millones de pesos a uno oficial de 15 millones, después a un gasto de 20 milloncitos según cifras oficiales; aunque también se ha manejado al interior de la administración municipal un monto de 25 millones; sea cual sea el sobrecosto es mucho dinero.

LAS OBRAS Y LOS COMERCIOS
Aunque en el discurso, tanto la directora de Obras Publicas como el alcalde de Xalapa, describen la remodelación de la calle Allende como algo muy naís, en la realidad los vecinos y principalmente los comerciantes de esa zona la recordaran como una obra que les arruinó a muchos la vida debido a su pésima planeación.
Varios comercios no soportaron el retraso de más de dos meses y quebraron, mientras que la mayoría de las restantes quedaron con sus finanzas sostenidas con alfileres y seguramente la actual cuarentena terminará por quebrarlas definitivamente; siendo que uno de los principales objetivos de cualquier gobierno debería de ser cuidar e impulsa a su sector productivo.

Lo mismo está sucediendo con las obras de la calle Revolución y otras del Centro, que debido a los retrasos por la falta de oficio de la señora Sulekey Citlalli y su jefe, los comercios quedaron temblando en su economía y que el coronavirus les está asestando la última estocada.
Ahora entendemos por qué a la iniciativa privada de Xalapa les amarga su presidente municipal, de quién comentan que tiene tan nula educación y tan sobrada soberbia que ni siquiera el saludo es capaz de dirigirles en las reuniones públicas; aunque bueno, como en todo existen excepciones, pues con las empresas con las que está trabajando las “remodelaciones” de las calles suponemos que se lleva muy bien, tanto en lo público como en lo privado.

¡Y QUE SE INUNDA!
Con la gran cantidad dislates en la obra de Allende la pregunta obligada es: “¿Qué constructora la realizó?”, porque la empresa ha sido tratada de manera generosa, en lo económico y en lo general; tanto el alcalde como la síndica Aurora Castillo Reyes han sido sumamente tolerantes con los dueños de la constructora; eso aquí y en China significa que hay gato encerrado.

Según los datos técnicos que ofreció Hipólito Rodríguez durante la retrasadísima reapertura de la calle, se realizaron 4 mil 949 metros cuadrados de superficie y se construyeron banquetas, guarniciones, rampas peatonales, vehiculares y tragatormentas; en el caso específico de los tragatormentas es evidente que no fueron bien construidos, así lo dejó en evidencia el primer aguacero que recibieron y que la calle terminó inundada; la infraestructura sanitaria no llega ni a coladeras de medio pelo, mucho menos a un tragatormentas, lo que tragaron fue camote.

Basta recorrer la calle u observar las fotos de la página oficial del Ayuntamiento para darnos cuenta de que no tiene coladeras, en su lugar pusieron unas rejillas (que apodaron “colectores pluviales”) en el piso, al ras de las banquetas y que dado el encharcamiento del viernes pasado es obvio que no tienen el desnivel correcto.
Hipólito Rodríguez ya embarró también al apodado “Comité de Contraloría Social” a quienes agradeció su colaboración para supervisar que la obra, ignoramos que si la afirmación fue con la intención de hacer un chiste de humor negro o de evidenciar el entreguismo de los integrantes de ese órgano de fiscalización.

PURO RELUMBRÓN
Vecinos de la zona de los Sauces dan testimonio de que en más de treinta años viviendo por la zona, nunca se había inundado la calle Allende, tuvo que meter las manos el Ayuntamiento Hipolitiarcano para que sucediera tal proeza.

Durante el transcurso de los trabajos ya había habido un problema con las tuberías del drenaje, cuando fracturaron algunos tubos que se mezclaron con el agua potable, como consecuencia el agua de varias viviendas salía contaminada y con olor a Cacahuamilpa.

El descontrol del Ayuntamiento fue mayúsculo, se pone en evidencia porque incluso las autoridades llegaron a reclamar terrenos de propiedad privada como propios, por lo que los legítimos dueños con escrituras en mano les corrigieron la plana.

Poco se agradecen las obras mal hechas y mal planeadas, que es la característica de muchas de las ejecutadas sin ton ni son por el gobierno Hipolitiarcano; se deciden sin sentido y para colmo de males, como en el caso de Allende, quedan peor de cómo estaban.

Para estar a tono con los tiempos santos que acabamos de pasar, diremos que estas obras son como las tumbas de los fariseos que escribió Jesús: “sepulcros blanqueados, que por fuera tienen buena apariencia, pero por dentro están llenos de podredumbre”.

ALUMNO DE EGO MORALES
Dentro de lo malo lo bueno, y algo de lo bueno es que esta administración xalapeña ha realizado escasas obras, así que haciendo poquito, Hipólito Rodríguez no ha tenido oportunidad de regarla tanto. Para ilustrar el raquítico volumen de obra de don Polo, digamos por ejemplo que si juntáramos todo lo que ha realizado en el Centro de la ciudad, no armaríamos ni uno solo de los puentes que se construyeron durante la administración de Ricardo Ahued; no completaríamos ni la décima parte del reasfaltado de Lázaro Cárdenas que se realizó durante la administración de Elizabeth Morales, ni se montaría uno solo de los tragatormentas que realizó Américo Zúñiga; por cierto bien hechos y no como el de Allende.

El oriundo de Xochimilco está condenado a pasar a la historia como uno de los peores alcaldes de la capital del estado.

No tiene parangón ni con Tontín, que ante él parece Listín; ha tomado peores decisiones políticas que el camorrero Reygau y ha desperdiciado una buena relación con el Gobernador de peor manera que Villalpando.

Tan desorientado está don Polo que incluso en los actos públicos al catedrático y ecologista se le ve con una actitud soberbia hasta con el número uno del estado.
Para notar como mira Hipólito para abajo a su impulsor, basta observar por ejemplo el número del pasquín en donde se menciona la visita de Cuitláhuac García al Ayuntamiento de Xalapa, fue impresa sin llamado en portada del evento y la nota se publicó en tamaño de menos de un octavo de plana, colocada además en las últimas planas del tabloide; o el caso las fotos que acompañaron el boletín oficial del Ayuntamiento de la celebración del día de la Bandera, en las que en ninguna de ellas aparece el Gobernador del estado.

¡Así es la soberbia de Hipólito! El tamaño de su ego solamente es comparable con su falta de capacidad para gobernar.