Actualmente uno de los cargos más peleados para el cercano proceso electoral son las regidurías; así que será un reto para los líderes de los partidos no sucumbir al canto de las sirenas y entregar regidurías a cambio del respaldo político de “grupos”, porque quien así lo ofrece lo que menos quiere es apostarle al proyecto y trabajar en campaña; porque si en verdad estuvieran dispuestos a hacerlo lo que pediría sería participar en algunos cargos dentro de la administración que aseguran ayudaran a ganar.

Si los presidentes de partido sucumben ante el temor de perder esa ayuda política perderán dos cosas, la posibilidad de ubicar en las regidurías a sus verdaderos aliados y también el apoyo ofrecido. Porque si el compromiso con los operadores electorales es integrarlos dentro de las administraciones de los Ayuntamientos, los que ofertan su respaldo trabajaran para ganarse su lugar, porque si fracasa el candidato pierden también ellos; pero si por el contrario tienen su regiduría segura indudablemente se tiraran a la hamaca y no aportaran ningún esfuerzo.

Así que la fórmula perfecta para los presidentes de los partidos es no entregar anticipadamente lo seguro a los oportunistas y mejor es que a los pedinches de regidurías les digan: “¡Trabaja negro, trabaja!” o lo que es lo mismo “sufrir para merecer.”