Jesús Martínez Palillo, el rey de las carpas
Jesús Martínez Palillo, el rey de las carpas
2016-08-29



Vi actuar a Palillo

Quien escribe tendría unos nueve años de edad, radicaba en el estado de México, Tepotzotlan, para ser más exactos. Así que viajar a la ciudad de México requería tiempo, dinero y esfuerzo.
Existían dos “teatros” populares en la ciudad, “el Teatro Blanquita” y la “Carpa México”, el segundo más “prole”, con más esencia de lo popular. A mí, a mis nueve años me gustaba mucho más la “Carpa México”; desde entonces supe que nunca iba a brillar en sociedad.

En el espectáculo, de la citada carpa, se presentaban cómicos, músicos, cantantes, ilusionistas y demás personajes propios de un “teatro de revista”. Una de esas visitas fue muy significativa. Después de que una rumbera ocasionó un disgusto matrimonial entre mis padres, porque le dijo a don Marcos Cruz Carvajal. “¡cierra la boca papacito!”; y aunque él juró que ni siquiera la estaba viendo, no le creyeron mucho (Eso no fue lo significativo, aclaro). Tampoco fue significativo (aunque parezca mentira) el espectáculo de blakaman, un faquir, al que acostado sobre vidrios, con unas losas de piedra sobre su pecho, dos individuos rompían a marrazos (dije “marrazos”) las losas.

Aquí fue lo bueno
Después de espectáculos con coreografías fastuosas, apareció un tipo, sin ninguna escenografía. Más solo que el Llanero solitario. De tez blanca, sombrero de paja doblado hacía arriba por la parte del frente, camisa por fuera del pantalón y guaraches. Inició diciendo: “Yo era Palillo, pero míreme usted, ya estoy bien gordo, perezco Bolillo”. Después dio inicio a una rutina cargada de crítica sobre asuntos que a los nueve años no interesan mucho; pero que sin duda marcó la memoria de su servidor, de por vida.

El estilo de “Palillo”
No había ocasión en que Palillo actuara que no sacara un documento asegurando que era un “amparo”, documento legal que protege al poseedor de irse a la cárcel hoy tan de moda. Y no era para menos, pues su archienemigo, el regente del DF, Ernesto P. Uruchurto, lo había enviado ya seis veces a la cárcel, y durante su trayectoria sumó nueve ingresos “al bote”.
Sus rutinas en el escenario estaban cargadas de calificativos hacia la clase gobernante: “Pulpos chupeteadores, esdrújulos, malnacidos, logreros, saqueadores, archipiélagos, cafiaspirinomicos, pentagráficos, sanjuanpenetranescos”. Eran expresados de corrido y sin respirar.
Sin embargo su humor no despertaba rencor social, por el contrario, era una catarsis para el espectador. Don Jesús Martínez expresaba lo que todos queríamos decir, y nos dábamos por bien servidos: “yo asumo la responsabilidad de interpretar lo que la gente quiere, mejor dicho, de lo que la gente dice, y no tiene un escenario, un foro o una curul para poder decirlo”, se describía Palillo.

Su humorismo era ingenioso, punzante y creativo. Él estudió hasta el tercer año de primaria, lo que le da más relieve a su talento por encima de la preparación académica, y la ventaja que en su vida nunca tuvo necesidad de piratearse una tesis de titulación. Para seguir ahondando en el estilo palillesco citaremos otros diálogos: “Si mandamos a un político mexicano -de la calidad moral de esos desgraciados- a administrar el desierto del Sahara, en quince días iba a haber escases de arena”… “Por Veracruz hizo su aparición el primer hombre blanco, peludo, barbón, cazcorvo, lleno de vicios, depravaciones, degeneraciones, confusiones, delitos, fraudes electorales, mordidas topillos, asaltos. Trajo las enfermedades el tifo, la diarrea, el chorrillo, la corrupción. Trajo el boletrónico. Las alimañas, chinches, pulgas, piojos, tarántulas. Los alacranes… bueno pa´ acabar pronto, fue el primer americanista que llegó aquí a México.”

Olvidado
Palillo sigue siendo castigado aún después de su muerte. Son varios los factores que lo propician; por principio de cuentas su estilo punzante; después porque no se expresó a través de medios masivos, siempre fue un hijo de las carpas. Ese hecho tal vez haya sido el que le permitió sobrevivir a la censura, pues sus comentarios eran difundidos entre pequeños grupos.
En alguna entrevista Palillo atribuyó el avance de la Libertad de Expresión, no a un acto de civilidad de las autoridades, sino a un resultado de su cinismo: “Estamos peor. Antes les daba pena que uno les dijera sus verdades. Ahora se sienten tan poderosos que dejan que los demás digan lo que quieran.” Expresaba Palillo.
Longevo, falleció en 1994, su obra está olvidada, suponemos que deben existir apuntes y guiones de sus sketches, pero no se difunden. La crítica a través del humor político no es un tema que muchos quieran que sobreviva.
Un político entre más carente de inteligencia es menos tolerante. Aborrece que se burlen de él.
Decía Palillo en una de sus presentaciones, que Díaz Ordaz empezó su discurso de las Olimpiadas del 68 diciendo: “O,o,o,o…”, hasta que le informaron que los aros olímpicos no se leían. Con razón fue un represor consumado.
 
2016-08-22 / Importante oferta turística en la zona norte del estado: SECTUR
2016-08-22 / Acompa Islas, alcaldesa premiada
2016-08-15 / Puros cuentos
2016-08-08 / Políticos veracruzanos ante la tragedia
2016-08-01 / Las Ladys veracruzanas
2016-07-25 / Tío Fide, anecdotario
2016-07-18 / Morena y su mesías
2016-07-11 / “José Yunes Zorrilla, ejemplo de caballerosidad, verticalidad, de amistad, generosidad, talento y de compromiso”. José Antonio Meade Kuribreña, Secretario de Desarrollo Social.
2016-07-04 / Los 400 pueblos, migración anunciada
2016-06-27 / La traición política, manjar de los cobardes