LO QUE SABEMOS DEL ORIGEN PREHISPANICO DE “LAS POSADAS”
INFORMACIÓN | Revista el Tlacuilo: Las Posadas | Obra del maestro Teodoro Cano / Revista el Tlacuilo
La tradición de “las Posadas” llegó a la Nueva España en el siglo XVI, impulsada por frailes agustinos
Revista el Tlacuilo
INFORMACIÓN | Revista el Tlacuilo / 2025-12-15
Redacción. - Las Posadas son una de las tradiciones más entrañables de México y se celebran nueve días antes de la Navidad, del 16 al 24 de diciembre. Conmemoran el peregrinar de María y José desde Nazaret hasta Belén, buscando un lugar donde pasar la noche antes del nacimiento de Jesús. Más allá del sentido religioso, son una expresión que en su origen es profundamente comunitaria, festiva y popular.
¿Por qué nueve días antes? En la tradición prehispánica, el nueve está ligado al inframundo. El Mictlán, destino final de la mayoría de los muertos, estaba compuesto por nueve niveles que el alma debía atravesar en un viaje largo, complejo y ritual. No era un castigo, sino un proceso de tránsito, transformación y purificación antes del descanso final.
La tradición de “las Posadas” llegó a la Nueva España en el siglo XVI, impulsada por frailes agustinos como una estrategia de evangelización. Aprovecharon fiestas indígenas de diciembre dedicadas al solsticio de invierno y las resignificaron con elementos cristianos. Con el tiempo, las Posadas se mezclaron con costumbres locales y dieron origen a una celebración única, distinta a otras costumbres católicas de otros países de tradición católica.
Las Posadas, aunque hoy se entienden como una tradición cristiana, conservan varios símbolos y prácticas de raíz prehispánica. No son evidentes a primera vista, pero están ahí, integrados por sincretismo, como ocurrió con muchas celebraciones novohispanas.
Uno de los símbolos más claros es el sentido ritual de la procesión. En Mesoamérica eran comunes las caminatas ceremoniales colectivas vinculadas al calendario agrícola y al ciclo solar. Durante el mes de Panquetzaliztli, dedicado a Huitzilopochtli (que coincidía con diciembre), se realizaban recorridos rituales, cantos y ofrendas comunitarias. Las Posadas retoman esa idea del caminar juntos como acto simbólico y espiritual.
La piñata, antes de su reinterpretación cristiana, conecta con la noción prehispánica de la olla ritual. Los pueblos mesoamericanos rompían vasijas de barro en ceremonias como símbolo de fertilidad, abundancia y liberación de dones. El hecho de romper un objeto para que “caigan regalos” tiene una lógica muy cercana a los rituales agrícolas y de renovación del ciclo vital.
Los frutos que se usan, o usaban en las Posadas y en el ponche también tienen raíces indígenas. Tejocote, caña de azúcar (adoptada después, pero integrada), guayaba, tamarindo y otras frutas eran parte de ofrendas prehispánicas ligadas a la abundancia, la tierra y el agradecimiento a las deidades por las cosechas. El compartir comida caliente en colectivo remite a la noción del alimento como vínculo comunitario y sagrado.
El uso del canto repetitivo y responsorial tiene paralelos claros con los cantos rituales indígenas, donde la repetición rítmica ayudaba a memorizar, cohesionar al grupo y marcar el carácter ceremonial del acto. Aunque la letra sea cristiana, la estructura es profundamente mesoamericana.
La hospitalidad ritual —abrir la puerta, dar refugio, ofrecer comida— también dialoga con valores indígenas. En muchas culturas prehispánicas, negar alimento o cobijo era una falta grave, pues el equilibrio comunitario dependía del intercambio y la ayuda mutua. En las Posadas, ese momento culminante cuando “se abre la puerta” conserva ese sentido simbólico.
Incluso el fuego y el calor (velas, luces, bebidas calientes) evocan antiguos rituales del solsticio de invierno, cuando se celebraba el renacimiento del sol y el inicio de un nuevo ciclo, algo que el cristianismo resignificó como el nacimiento de Jesús.
En conjunto, las Posadas son un ejemplo claro de sincretismo: una celebración cristiana construida sobre una base ritual indígena. Por eso han sobrevivido siglos, porque no sustituyeron del todo lo anterior, sino que lo transformaron y lo mezclaron con lo nuevo.