Redacción. - El año 2026 está en puerta, y se perfila como uno de los más activos de la década en cuanto a acontecimientos globales deportivos, culturales, científicos y políticos. Desde la realización del Mundial de Futbol hasta las Olimpiadas de Invierno en Europa, pasando por foros internacionales y transformaciones tecnológicas, el calendario internacional estará cargado de eventos que concentrarán la atención mundial.

El acontecimiento más esperado por millones de fanáticos es la Copa Mundial de la FIFA 2026, que por primera vez contará con 48 selecciones y tendrá como sedes tres países, México, Estados Unidos y Canadá. Se llevará a cabo del 11 de junio al 19 de julio, la región norteamericana fungirá como anfitriona del torneo con más seguidores del planeta. México recibirá partidos en tres de sus ciudades: un capítulo más en la historia futbolística del país, que será sede mundialista por tercera ocasión.
Apunte: En el tema futbolero, los veracruzanos esperamos que este 2026 esté marcado como el año en que Los Tiburones Rojos del Veracruz regresaron a las canchas.

Paralelamente, Europa vivirá la celebración de los Juegos Olímpicos de Invierno Milán-Cortina 2026, una edición que promete un equilibrio entre tradición alpina e innovación en infraestructura deportiva.

En el terreno de la ciencia y la cooperación internacional, la Organización de las Naciones Unidas programó para el mes de mayo el Foro de Ciencia, Tecnología e Innovación 2026, un espacio en el que gobiernos, especialistas y organismos multilaterales discutirán los avances y desafíos del conocimiento aplicado a temas como educación, medio ambiente, desarrollo y economía digital.

La política mundial tampoco será ajena al movimiento de este año: varios países celebrarán elecciones generales que podrían redefinir alianzas, estrategias económicas y equilibrios regionales.

Para nuestro país habrá una agenda estratégica; para comenzar, México estará presente en la Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, ese encuentro donde los países de habla hispana y portuguesa intentan recordarse que, pese a la distancia y los tropiezos, siguen compartiendo una agenda común. Allí se hablará de cooperación, educación, movilidad, desarrollo y, por supuesto, de esos desafíos que nadie quiere decir en voz alta, pero todos cargan como piedra al cuello: desigualdad, migración y crisis institucionales. México llega con tareas pendientes, pero con la ventaja de ser una de las voces grandes del bloque.

A mitad del año, la diplomacia mexicana se cruza con la agenda de la ONU en el High-level Political Forum on Sustainable Development 2026, un foro de ministros y representantes donde se evalúan los avances hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible. El país tendrá que explicar qué tan reales son sus compromisos ambientales, sociales y económicos frente a un planeta que ya no perdona el maquillaje estadístico.

Y hacia el cierre del año, el reflector global apunta al G20, que en 2026 se celebrará en Miami. Ahí México se sienta como miembro permanente, no como invitado de ocasión. Será el espacio donde se discuta la temperatura económica mundial, la regulación financiera, el comercio, la seguridad y la crisis climática. Para México, el reto será llegar con una narrativa propia, no solo reaccionar a lo que Estados Unidos, la Unión Europea o China pongan sobre la mesa.

Sumado a ello, 2026 también traerá una oleada de eventos culturales y artísticos en distintas regiones del mundo, incluyendo festivales musicales, ferias tecnológicas y giras internacionales que ya comienzan a confirmarse para América Latina, particularmente para México. Veracruz cuenta ya con varios eventos altamente posicionados a nivel mundial como son Cumbre Tajín, Salsa Fest y el tradicional Carnaval, el de este 2026 será el primero organizado por la alcaldesa Rosa María Hernández Espejo, y promete.

Con una agenda tan diversa, el 2026 no solo será recordado por sus grandes escenarios deportivos, sino también por ser un año en el que la ciencia, la cultura y la diplomacia internacional jugarán un papel determinante en la conversación global. Una antesala a los cambios que marcarán la segunda mitad de la década.