“EL MATADOR”, VERACRUZANO E ÍDOLO ETERNO DEL FÚTBOL, NO LLORA, FACTURA.
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Su presencia en publicidad no es casual. Marcas que buscan conectar con el público recurren a él
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INFORMACIÓN | Revista el Tlacuilo / 2025-12-02
Redacción.- Luis Hernández, veracruzano de cepa y uno de los rostros más memorables en la historia del futbol mexicano, parece haber alcanzado una condición peculiar: la eternidad mediática. No importa cuántos años pasen desde sus noches gloriosas con la Selección Mexicana; El Matador sigue apareciendo en campañas, activaciones de marca y eventos como si siguiera en activo, corriendo la banda con aquella melena que ya es parte del folclor deportivo nacional.
Su presencia en publicidad no es casual. Marcas que buscan conectar con el público recurren a él como si fuera un símbolo inagotable del futbol noventero, ese que aún despierta nostalgia y emoción. Hoy su imagen se presta a todo: desde alianzas comerciales como la reciente campaña de Comex y la Selección Mexicana rumbo al Mundial 2026, hasta activaciones en Estados Unidos con comunidades latinas, donde sigue causando el mismo efecto: cercanía, carisma y memoria colectiva. El Matador tiene algo que pocos exfutbolistas conservan después del retiro: poder de convocatoria sin uniforme.
Lo interesante es que su figura parece resistir el desgaste del tiempo. Su estilo relajado, su humor en redes y su identidad veracruzana —siempre presente en su forma de hablar, en su desparpajo natural— lo mantienen vigente en una industria donde la frescura dura cada vez menos. Entre mítico y cotidiano, Hernández se mueve en un punto intermedio: es leyenda, pero también personaje popular; símbolo histórico, pero al mismo tiempo influencer accidental.
Quizá por eso tantas marcas siguen apostando por él. Porque Luis Hernández no solo representa al goleador que fue, sino al México futbolero que muchos siguen extrañando. Porque despierta sonrisas, activa recuerdos y, sin proponérselo, funciona como un puente emocional entre generaciones. Porque, en resumen, El Matador sigue siendo lo que pocos logran ser: un ídolo que no se marchita. Un veracruzano eterno en la cancha simbólica de la publicidad.