VIOLENCIA RECURRENTE ENTRE AFICIONADOS DESATA CRÍTICAS A CLUBES Y AUTORIDADES DEL FÚTBOL MEXICANO
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OPINIÓN | Revista el Tlacuilo / 2025-11-09

Redacción.- La noche del viernes, una serenata organizada por aficionados del Club América frente al hotel de concentración del Toluca terminó en una brutal riña entre seguidores de ambos equipos. Los enfrentamientos dejaron varios heridos, entre ellos una mujer embarazada, además de daños materiales y escenas de pánico que circularon ampliamente en redes sociales.

Videos difundidos muestran golpes, botellazos y el uso de objetos contundentes, mientras las fuerzas de seguridad brillaban por su ausencia o actuaban con evidente tardanza. La falta de control, tanto de los clubes como de las autoridades locales, ha provocado una ola de indignación que expone nuevamente la fragilidad del fútbol mexicano ante la violencia.

El hecho no es aislado: representa la continuidad de un fenómeno que la Liga MX, las directivas y las instituciones deportivas han sido incapaces de contener. Los clubes se deslindan, las autoridades prometen “investigaciones”, y la Federación Mexicana de Fútbol se limita a comunicados vacíos mientras las agresiones se repiten cada temporada.

La violencia se ha vuelto parte del paisaje del fútbol nacional. No hay protocolos eficientes, ni coordinación real entre policías y organizadores, ni sanciones ejemplares. La impunidad y la indiferencia institucional permiten que los estadios —y ahora también los hoteles, las calles y los accesos— se conviertan en zonas de riesgo.

Las Fiscalías se hacen cómplices al no dar seguimiento y búsqueda de los agresores, mientras los clubes son omisos en sus denuncias, total, al pueblo pan y circo y si la violencia es una catarsis colectiva, el circo sirve a muchos intereses.

El caso América–Toluca confirma que la pasión futbolera en México ha sido abandonada a su peor versión: la del fanatismo sin control, la de un espectáculo que se degrada entre golpes, negligencia y silencio oficial. Pero no es el único caso, la violencia es recurrente, y en casos como del personal de “seguridad” de Ciudad Universitaria contra un aficionado del Cruz Azul, es mortal.

Después, en la cancha, 12 hombres desempeñan su trabajo para un club, pero después pueden ser contratados por otro; la única pasión que mueve a muchos de ellos es la de conservar un empleo, que, aunque bien pagado está lleno de injusticias y malos tratos; en un ambiente muy ajeno a la pasión de sus aficionados.