XALAPA: ¿EL ALCALDE AVATAR ES MISÓGINO?
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Xalapa retrocede décadas en la lucha de las mujeres

Revista el Tlacuilo
OPINIÓN | Revista el Tlacuilo / 2025-09-22

El Ayuntamiento de Xalapa enfrenta un fuerte cuestionamiento social luego de dos acciones que, lejos de ser errores aislados, parecen reflejar una política sistemática de borrar la voz de las mujeres en el espacio público. Primero, al desaparecer las pintas feministas del viaducto —expresiones legítimas surgidas en marchas contra la violencia de género— y, después, al retirar sin explicación las placas conmemorativas de las xalapeñas ilustres instaladas en el Centro Recreativo Xalapeño.

La indignación no tardó en expresarse. “Hoy las Xalapeñas Ilustres sufrimos un atentado; fueron retiradas las placas colocadas con autorización del que entonces fue alcalde de Xalapa, Ricardo Ahued. El acto no es un atentado a nosotras directamente, sino a la historia de las mujeres que se busca visibilizar con dichas placas. De manera simbólica, sigue marcando lo incómodo que resulta nombrar a las mujeres en el espacio público”, denunciaron las afectadas.

Lo más grave no es solo el retiro físico de un símbolo, sino el mensaje político que envía: en una ciudad donde las mujeres exigen respeto y representación, el gobierno municipal opta por invisibilizarlas. A contracorriente de las políticas nacionales que promueven la paridad y la memoria histórica de las mujeres, el alcalde actúa como si borrar sus huellas fuera un acto de “orden” y no de misoginia.

La contradicción es todavía más grotesca si se observa que, mientras elimina los nombres y las voces femeninas de Xalapa, el edil busca que Ahued lo integre al Gobierno estatal. El doble discurso es evidente: pedir respaldo político a quien representa el avance de las mujeres, mientras en lo local se les niega el derecho a permanecer en la memoria de su ciudad.

En lugar de ser un promotor de igualdad, el alcalde, Alberto Islas Reyes, se consolida como un avatar misógino que retrocede décadas en el reconocimiento de las mujeres. Xalapa no merece autoridades que teman a los nombres de sus ciudadanas ilustres ni que castiguen la protesta legítima con pintura blanca que matiza de color gris y retirando placas que dejan huecos en la sociedad más que en las paredes.