ROGELIO FRANCO EN LIBERTAD… Y EL BURRO HABLANDO DE OREJAS
ADMIN: El Nelson Mandela jarocho / Revista el Tlacuilo
"Esperanza de que ningún otro padre, hijo o ciudadano tenga que pasar por lo mismo”. RFC
Revista el Tlacuilo
OPINIÓN | Revista el Tlacuilo / 2025-06-18
Redacción El Tlacuilo | Veracruz, Ver. – Flaco, ojeroso, cansado y sin ilusiones, pero libre. Así reaparece Rogelio Franco Castán, exsecretario de Gobierno de Veracruz y protagonista de uno de los episodios más oscuros del pasado reciente en la política veracruzana. Luego de pasar mil 556 días privado de su libertad, incluidos los últimos meses en arresto domiciliario, Franco anunció que ha quedado libre de toda imputación legal.
“Hoy, con esta resolución, se da un paso importante hacia la justicia y el respeto al Estado de Derecho en Veracruz. No es solo mi libertad la que celebramos, sino la esperanza de que ningún otro padre, hijo o ciudadano tenga que pasar por lo mismo”, escribió en sus redes sociales.
El mensaje conmueve… aunque también incomoda.
Y es que para muchos veracruzanos, la memoria no es tan frágil como para no recordar que el mismo Rogelio Franco que hoy habla de justicia y sufrimiento, fue —según numerosas denuncias y testimonios— parte clave del aparato de represión durante el “minigobierno neopanista” de Miguel Ángel Viejo.
Desde su cargo como Secretario de Gobierno, Franco fue señalado como verdugo de opositores, líder de persecuciones políticas, y cómplice del entonces Fiscal Jorge Winckler y del Secretario de Seguridad Pública, Téllez Marie, con quienes —afirman voces de las víctimas— orquestó encarcelamientos arbitrarios, extorsiones y torturas contra inocentes.
Ahora, libre y con el terreno despejado, Rogelio Franco se perfila para ser postulado a lo que quiera, según se menciona en los pasillos políticos. Pero su regreso no pasa desapercibido ni está exento de crítica.
Hay quienes ven en su liberación un acto de justicia tardía. Otros, en cambio, consideran que el karma lo alcanzó, pero brevemente, y que hoy es “el burro hablando de orejas” al erigirse como víctima y símbolo del respeto a los derechos humanos.
La historia de Franco es compleja, pero si algo deja claro su reaparición es que la política veracruzana tiene poca memoria y menos pudor. Veremos en qué casilla lo quiere el sistema. Porque para muchos, la única postulación coherente sería la del rechazo popular.