12 de junio de 2025 | Redacción Revista el Tlacuilo. – Cuando vemos a las nuevas figuras veracruzanas que emergen en el Partido Verde Ecologista de México, no podemos dejar de recordar la visión política de Fidel Herrera Beltrán, quien desde los primeros días de su mandato (2004–2010), visualizó y promovió un cambio generacional en la estructura política del estado, con el objetivo claro de incorporar jóvenes a cargos de decisión en los niveles municipal y estatal.

Pero fue cuando se acuñó la frase “el relevo generacional” que comenzaron las resistencias: a la vieja guardia priista le hizo “ruido” y se armó la rebambaramba. El proyecto, aunque polémico, abrió camino a nuevos liderazgos, muchos de los cuales siguen vigentes en la vida pública.

Hoy, ese proyecto que en su momento se contaminó en el PRI, parece consolidarse en el Verde Ecologista, con Javier Herrera Borunda desde el altiplano en franco ascenso político; y con Edgar Herrera Lendechy tomando decisiones complejas, pero acertadas, durante el proceso electoral, y ahora, tras los resultados, evaluando con madurez las determinaciones políticas coyunturales para lo que viene.

Durante la contienda electoral recién concluida, el Verde demostró que los perfiles que propuso para encabezar la alianza eran ganadores, aunque fueron marginados. De haberse escuchado sus propuestas, otra historia podría haberse escrito.

Tal como se anticipaba, el Partido Verde creció y se perfila para seguirlo haciendo. Ahora el reto está en que los alcaldes electos del Verde tengan la visión de fortalecer a su partido y no se acomoden en las siglas oficiales. Sería una decisión cómoda, pero carente de visión estratégica de cara a las elecciones intermedias, donde el Verde podría colocar varias diputaciones estatales y federales.

Por lo pronto, los jóvenes liderazgos veracruzanos del Verde están dando el ancho. Pero necesitan del respaldo de su militancia y de los liderazgos territoriales. Solo con ese apoyo en reciprocidad, el Verde podrá cumplir con las altas expectativas de crecimiento… y llegar con fuerza al 2030.

¡A ponerse buzos!