Redacción.- ¡Paren las prensas (y escondan las chanclas)! Paulina Rubio, mejor conocida como la “Chica Dorada” y ahora, presuntamente, la “Seño´ Chanclazo”, ha vuelto a los titulares de los medios de comunicación extranjeros... pero esta vez no por un nuevo éxito musical, sino por lo que parece ser un altercado doméstico con su hijo adolescente.

Según medios internacionales, su hijo mayor, de 14 años, Andrea Nicolás, acusó a la cantante de agresión física en una corte de Estados Unidos. ¿El escenario del crimen? Su residencia en Miami. ¿El móvil? Un celular, claro. Al parecer, el joven le dijo a su madre “algo horrendo” e irrepetible (aunque estamos seguros de que cualquier madre latina ya se lo imagina). La reacción de Paulina fue intentar quitarle el celular, ese preciado objeto al que Nico, según su abogada, está “muy apegado”.

Spoiler: el celular sobrevivió. Y no sólo eso, sino que el joven lo usó eficientemente para llamar a su padre (en España), a la policía y hasta a su abogada. Un uso multitarea que ya quisiera cualquier influencer. También mostró una marca roja en la espalda, lo que muchos sospechan fue el rastro de una legendaria arma materna: la chancla. Paulina terminó frente a un juez. Porque en Estados Unidos, el chanclazo no es folclore: es agresión.

Nos queda claro que los tiempos han cambiado. Antes, los hijos corrían por toda la casa esquivando chanclas voladoras como si fueran ninjas. Ahora, corren al teléfono para marcarle a su abogado.

Se dice que la próxima reforma legal en Miami podría llevar por nombre “Ley Anti-Chancla Paulina Rubio”, para proteger a las nuevas generaciones de madres con buena puntería y baja tolerancia.