¿YA TE LLAMÓ MARIBEL? LA CANDIDATA DEL PAN ATOSIGA A LOS XALAPEÑOS VÍA TELÉFONO MÓVIL.
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¿Quién paga esa lluvia de llamadas?

Revista el Tlacuilo
OPINIÓN | Revista el Tlacuilo / 2025-05-03

Por Redacción Tlacuilo.- En Xalapa ya no suena el canto de los pájaros, ni el claxon del tráfico: lo que de verdad retumba es la voz de los promotores de Maribel Ramírez Topete… en grabación telefónica. ¿Y usted? ¿Ya fue bendecido con una llamada?

Porque en esta campaña, la candidata del PAN —pero con corazón prestado de MC— ha optado por una estrategia tan invasiva como desesperada y desesperante: marcarle a todo el mundo, todos los días, a todas horas. En la redacción de Revista Tlacuilo llevamos contabilizadas siete llamadas a un sólo número en una semana. Siete. Y eso que no somos 400 mil como el padrón electoral de Xalapa, pero si eso está sucediendo con todos los electores estamos frente a un despilfarro millonario.

¿Se imagina el dineral? Hagamos números como en primaria: si cada llamada cuesta dos pesitos, y si cada uno de los posibles votantes (400 mil) recibe al menos cuatro llamadas... Maribel estaría quemándose más de tres millones de pesos en solo cinco días. A ese paso, podría dejar atrás el tope de campaña de casi cinco millones y convertir su estrategia en un récord Guinness... o en una investigación del OPLE.

Pero más allá del gasto, lo que verdaderamente irrita a los xalapeños es el tono casi persecutorio.

Ya no se puede contestar el teléfono sin temer que sea otra vez esa voz que pide el voto como si fuera un cobrador de la Tarjeta de Crédito o del préstamo bancario atrasado, de Coppel o del Banco Azteca. ¿Proselitismo o acoso telefónico?

Y mientras tanto, las dudas crecen:

— ¿Quién paga esa lluvia de llamadas?
— ¿Se están pagando con dinero limpio?
— ¿De dónde sacaron los números de celulares?
— ¿Obtuvieron el banco de datos de manera legal?
— ¿Y el OPLE, ya se enteró?
— ¿Es campaña… o spam?

Claro, todo esto es mera hipótesis. Una sospecha ciudadana que se irá aclarando conforme más gente levante la mano y diga: “¡Sí, a mí también me llamaron!”. Porque lo único claro hasta ahora es que si Maribel quería ser recordada… lo logró. Aunque quizá no como ella esperaba.