(Redacción).- Este domingo se llevó a cabo el proceso de elección interna del PAN nacional, en donde alrededor de 300 mil militantes panistas decidieron a su dirigente nacional, que sustituirá a Marko Cortés que llegó a la dirigencia panista, el 11 de noviembre de 2018, presuntamente para un período de tres años, pero se quedó seis, y se hubiera eternizado si se lo hubieran permitido.

Desde su llegada, Marko, fue repudiado por su cercanía con Ricardo Anaya, pero después de las elecciones pasadas fue aborrecido por haber sido uno de los principales ideólogos para aliarse con su archienemigo, el PRI; y desde luego por los desastrosos resultados de la contienda.

Los primeros avances de la elección de este 10 de noviembre dan el triunfo a Jorge Romero Herrera con un aplastante de 80% de los votos; así lo indican el 91.7% de las casillas computadas hasta el momento. Los datos los adelantó Ana Teresa Aranda, presidenta de la Comisión Organizadora Nacional del PAN.

Pero bueno, el triunfo de Romero sobre su contendiente la tlaxcalteca Adriana Dávila no le brinda muchas esperanzas de supervivencia al PAN; pues Romero es gente cercana a Marko Cortes, incluso fue su operador político para lograr las reelecciones en la dirigencia del 2018 y del 2021.

Romero fue jefe delegacional de la Benito Juárez, desde donde fue un factor importante en la creación y obsceno enriquecimiento del “cártel inmobiliario”.

La sucesión estaba ya pactada, solamente se trata de despresurizar los ánimos, pero detrás de Romero seguirán moviendo los hilos el mismo grupo que estuvo detrás de Cortés, quienes van por el poder inmediato para seguirse enriqueciéndose hasta el hartazgo, sin importar que en el trayecto sigan despedazando al PAN.