7 de abril, /redacción) .- Pésimo papel hizo el INE en el primer debate presidencias, en el que la conductora Denise Maerker se excedió y cambió su papel como moderadora por la entrevistadora de Xóchitl Gálvez, quizás con la intención de ayudarla a consumir su tiempo al máximo, pero no estaba ahí para ayudar a nadie, sino para moderar, y en el caso de Gálvez terminó conduciéndole las respuestas.
El peor momento fue cuando la moderadora intentó regalarle Gálvez 33 segundos más de tiempo por sobre de sus oponentes; Máynez se dio cuenta y se lo marcó, impidiendo así esa irregularidad.

Otra más sucedió cuándo Maerker quiso pasar a formular las preguntas a Xóchitl, cuándo aún faltaban dos preguntas de plantearle a Sheinbaum por parte de Manuel López; entonces fue su propio compañero de mesa, quien interrumpió para marcarle que le faltaban dos preguntas más por plantear.

Con sorpresa vimos que la gran mayoría de las preguntas llevaban implícita una crítica al actual Gobierno de México, así como a los gobiernos panistas y priistas anteriores, aunque esto en mucho menos porcentaje; pero, consideramos que las preguntas no debieron tener esa carga política, ni contra priistas, ni panistas ni morenistas; creemos que fueron planteadas de manera errónea; pero no de manera intencionalmente, que fue producto del nerviosismo, porque si así no lo fuera el juez electoral no estaría garantizando un proceso democrático.

El INE y los conductores quedaron a deber, las casi dos horas estuvieron plagadas de fallas técnicas y equívocos; el debate lo perdió el INE, y deberá trabajar mucho para limpiar su imagen en el siguiente debate, que se llevará a cabo el próximo 28 de abril, a partir de las 20:00 horas en Ciudad de México, para ese debate el que el INE propone a Alejandro Cacho y Adriana Pérez Cañedo como moderadores; pero esperamos que hayan aprendido que los moderadores los representan a ellos, al INE, y que deberán fijar filtros políticos en el planteamiento de las preguntas.