19 de agosto. REDACCIÓN. - "Que cesen la persecución política" en contra de Rogelio Franco, piden sus hijas al Gobierno estatal; entendemos todo el candor del cual nace esa solicitud, porque así es como ellas lo perciben; pero no podemos soslayar que el origen de su encarcelamiento es un asunto doméstico y no relacionado con su función pública, asunto en el que desafortunadamente ellas mismas están implicadas.
Tampoco podemos dejar a un lado que él sí fue un persecutor implacable del dinero y de la libertad de los duartistas; fue el instrumento que en manos de Yunes se prestó para perseguir política y económicamente a muchos de los que estuvieron en el Gobierno de Javier Duarte; que, por cierto, a diferencia de él salieron libres porque no les pudieron comprobar las acusaciones, no bajo fianza y en arraigo domiciliario como es su caso.
Quienes estuvieron encarcelados por Franco y Jorge Winckler narran que fueron extorsionados, torturados y amenazados constantemente ¡Eso sí es una persecución política! Lo que le sucede a Franco no; nadie lo despojó del dinero que se agenció durante el minigobierno, ni lo agredieron física y psicológicamente como aseguran sus víctimas que él sí lo mandó a hacer.
"Está muy buen de salud" dicen las jóvenes, y apuntan que no es cómodo para nadie estar en la cárcel, pero que no fue maltratado.
Eso es todo lo contrario de lo que les sucedió a quienes él encarceló, un ejemplo es Nemi Dib, que narra la manera en que recibió “madriza tras madriza” durante varios días cuando lo ingresaron a Pacho Viejo, las golpizas le dejaron secuelas físicas y emocionales incorregibles, cortesía del Mastín y su manada.
Así es que no es de celebrarse que un hombre que es acusado de tanto abuso de poder salga libre; no señoritas, no perredistas, no defensores de Franco; no salió de la cárcel un hombre justo que haya sido encarcelado sin merecerlo, salió alguien al que, si pudieran comprobársele todos los delitos de los que lo acusan sus presuntas víctimas, se quedaría preso de por vida.
Nuestra solidaridad desde esta redacción no es para Franco, es para su ex esposa, que con la libertad de su presunto golpeador sufre un acto más de violencia de género, ante el silencio cómplice de los colectivos y las mujeres involucradas en la defensa de las mujeres.
Tras su liberación, la señora Guillermina Alvarado se limitó a puntualizar la situación legal de su presunto agresor:
“Rogelio Franco sigue siendo investigado por Retención
En cumplimiento de la sentencia amparadora 510/2023 el juez Federal ordenó que se aplicara otra o varias medidas cautelares, a excepción de la prisión, dejando a jurisdicción del juez de control aplicar 3 medidas que a continuación describo:
Garantía económica por $500,000.00
No acercarse o comunicarse con la víctima testigos u ofendida.
Cuando me refiero a VICTIMA es con mi hija Victoria, no puede acercarse a ella.
Arraigo domiciliario: no puede salir del lugar donde estará fuera de prisión, seguirá llevando el proceso por RETENCIÓN sin libertad de poder desplazarse a un lugar diferente al cual se señaló como domicilio.
Estoy en espera de que a unos días se ejerza acción penal en contra de Mercedes Castan González madre de Rogelio N y cómplice”. Posteó en su Facebook.