EL CAOS VIAL PARA SALIR DE LAS ÁNIMAS
Xalapa. Ver: EL CAOS VIAL PARA SALIR DE LAS ÁNIMAS / Revista el Tlacuilo
Xalapa y su desastrosa circulación

Revista el Tlacuilo
Xalapa. Ver / 2022-10-08

La pandemia nos hizo olvidar por un tiempo que Xalapa padece un gran caos vehicular, mismo que se acentúa gracias a la mala educación vial de los automovilistas y a la falta de empatía social de quienes tienen vehículos.

Botón de muestra es el cuello de botella que se forma en la avenida Araucarias con los vehículos que salen de la zona Ánimas hacía Lázaro Cárdenas o 20 de Noviembre; por ahí confluyen los automóviles que bajan de la escuela Siglo XXI, plantel que ya representa un problema para los vecinos debido a que han ampliado el inmueble que es ahora muy distinto al que les autorizaron en un inicio, además de que han aumentado su oferta educativa sin prestar atención en el problema vial que ocasionan; razón por la que no vendría de más que Protección Civil y el Ayuntamiento les revisaran sus permisos, porque empezaron con la cuarta parte de lo que ahora manejan y la calle sigue siendo la misma.

La falta de empatía social es evidente por parte de ese plantel ya que ni siquiera tienen la cortesía de escalonar horarios y les mandan a los vecinos la bola de coches a la misma hora haciendo casi imposible la circulación en los horarios que los señores empresarios disponen a sus anchas.

Pero el mayor problema está para incorporarse a Lázaro Cárdenas o entrar en la glorieta “Sebastián”, pues en esa última cuadra se juntan tres malos vecinos; el primero es un puesto ambulante (que ya es fijo) que estorba la banqueta y genera que sus compradores se estacionen junto a él, obstruyendo la vialidad; no conforme con eso el dueño del changarro deja estacionado su camión sobre Araucarias todo el tiempo que mantiene abierto su negocio, que es casi todo el día.

El segundo mal vecino es la “Vecindad del taco”; pues deja vehículos de la empresa estacionados todo el día sobre Araucarias, impidiendo que fluyan adecuadamente los coches que darán vuelta a la derecha y a quienes corresponde ese carril, que ahora funciona como si fuera propiedad del restaurante; para acabarla de amolar los clientes también se estacionan sobre la vialidad a pesar de que hay un espacio de estacionamiento del restaurante, insuficiente por cierto y que cuando surten agua con pipa, para no pagarla al Ayuntamiento, queda bloqueado junto con la banqueta, obligando a los peatones a transitar por el arroyo vehicular a costa de su propia seguridad ¡Que gandayas son estos restauranteros!

El caos lo terminan de rematar los empleados de INEGI, que también tienen la costumbre de estacionarse frente a “su” edificio, bloqueando también el carril de vuela a la derecha y terminando de convertir Araucarias en un cuello de botella intransitable.