Esteban Acosta Lagunes no solamente desvió recursos de la obra de la Calera para su fallida campaña a la diputación local, también tomó decisiones inteligentes en beneficio de los pobladores de Banderilla, una de las más acertadas fue apoyar con las cuotas escolares que imponen las Sociedades de Padres de Familia; el pago se hacía directo a las escuelas quitando así la tentación de utilizar el dinero en otras cosas como “caguamas” para los jefes de familia.

Juan Manuel Rivera Gonzales, con todo y lo limitadito que fue, le dio continuidad al programa; incluso llevó el apoyo hasta los universitarios adquiriendo un camión (desaparecido actualmente) que cubría una ruta gratuita desde Banderilla hasta la zona universitaria en Xalapa.

Así, durante más de siete años los estudiantes de educación básica fueron respaldados de manera importante por el Ayuntamiento; las escuelas tuvieron seguras sus cuotas “voluntarias”, y los alcaldes ganaron popularidad.

Pues bien, el actual alcalde perredista que se quiere disfrazar de Morena, David Sangabriel Bonilla (pero la mona aunque se vista de seda, perredista se queda) decidió abandonar a la niñez de su municipio y suspender ese programa que tanto impulsó a la educación banderillense durante más de un lustro; suprimirlo es una política totalmente opuesta a la del presidente López Obrador (a quien quiere sumarse Sangabriel) , que ha privilegiado el apoyo social por encima de muchas otras cosas; ese razonamiento de sensibilidad social está muy alejado de la manera de actuar del alcalde de Banderilla.

Sobra decir la desesperación, frustración y enojo de las familias banderillenses ante “el decreto” por parte de su alcalde, quién se ha distinguido por hacer grilla barata prestando las instalaciones del Centro de Gobierno para eventos políticos; se trata de un terreno que compró Servio Tulio del Ángel durante su administración, que lo construyeron Paco Loaeza, Esteban Acosta y Juan Manuel Rivera, y al que Sangabriel no le ha metido ni un brochazo de pintura, pero que regentea sacándole la mayor raja política posible; mientras ignora las necesidades de su gente.