Hemos comentado que el caso de Abel Cuevas Melo en Boca del Río nos recordó al de Clementina Guerrero García en Xalapa hace cuatro años; ambos salieron contaminados del mini-gobierno, Abel con consecuencias administrativas y Tula con repercusiones legales; el primero inhabilitado del servicio público por siete años, mientras que la segunda con una orden de aprehensión que la trae, hasta la fecha, de pelada.
Ambos Tesoreros llegaron sostenidos por la soberbia de sus alcaldes, hombres de poca inteligencia y mucha egolatría; a Tula la apadrinó y nunca dejó de defenderla Hipólito Rodríguez Herrero, que es quizás el alcalde más nefasto que ha tenido Xalapa. Mientras que Juan Manuel Unanue, seguramente obedeció indicaciones de su patrón y pensó que nadie lo cuestionaría por el nombramiento; pero no, desde el Gobierno estatal tanto el ejecutivo como la Contralora le recordaron al “crecidito” presidente municipal que estaba incurriendo en un delito al contratar a Cuevas Melo; mientras que desde las entrañas del Cabildo, la regidora octava de Morena, Ana Cristina Morales, quien ya había votado en contra de la designación, se fajó bien las enaguas e hizo valer la ley; así que Abel Cuevas terminó siendo “principeso por un día”, ya que debido su corrupto expediente tuvo que renunciar al cargo. Eso sí, el ex Oficial Mayor de la Sev debe andar optimista porque ya solamente le faltan cuatro años para dejar de estar apestado ¡Que felicidad!

Aguas estimados lectores boqueños, no vaya a ser qué, así como empezaron siendo igualitos Hipólito y Juan Manuel con el nombramiento de sus tesoreros, el alcalde boqueño resulte tan impericio como lo fue el xalapeño-xochimilca.