Leímos en un portal de noticias que el gremio de transportistas del estado de Veracruz se “organiza” para exigir un incremento a las tarifas de servicio urbano y taxis ante la crisis que enfrentan derivada de la pandemia del Covid. La palabra organiza, cámbiela usted por paros, manifestaciones, plantones y cierres de vialidades que es lo que harán los transportistas si no les cumplen sus demandas.

Ahora, lo que sea de cada quién tienen derecho al aumento, como lo tienen aquellos que han sufrido en Veracruz por los estragos de la pandemia, es decir todos los veracruzanos. Ojalá las autoridades les concedan el aumento que pretenden a cambio de que ofrezcan un mejor servicio y cambien las unidades (sobre todo del servicio urbano) muchas de las cuales están muy destartaladas y con candidatas al deshuesadero.

Y en cuanto al ciudadano de a pie, ¿qué deberá hacer para sobrevivir al aumento de todos los productos de la canasta básica, la renta, la luz, el agua y ahora el servicio de transporte con los pocos pesos que gana en la quincena? ¿A él quién lo podrá ayudar? Ni modo que el Chapulín Colorado.

Urgen medidas que regulen la tremenda inflación que padecemos, inflación que ha disparado el precio del arroz, frijol, aceite, la masa y las tortillas, entre otros. Prácticamente no hay dinero que alcance para satisfacer las necesidades más apremiantes de la población.

Parece broma amable lector, pero si autorizan el aumento al pasaje, aumentará el precio de los elotes hervidos, de los tacos de canasta, de los dulces y golosinas, de los cocteles de camarón y (ay qué dolor) de las deliciosas y refrescantes cervezas.