Luego de que el lunes anterior la titular de la Secretaría de Energía Rocío Nahle, reconoció que no le molesta que la consideren aspirante a la Presidencia de la República, el presidente López Obrador le dio un empujoncito hacia arriba y adelante al destacar el trabajo que la zacatecana está realizando al frente de esa secretaría. “Es una muy buena servidora pública”, dijo el tabasqueño.

Dicen que al escuchar lo anterior Rocío se elevó y sintió que tocó el cielo con las manos.

A decir verdad, Rocío es una de las funcionarias consentidas del tabasqueño porque, lo que sea de cada quién, es muy trabajadora. Pero de eso a que sea candidata a la Presidencia de la República pues como que no.

En ese sentido el corazón del Presidente está puesto en la jefa de gobierno capitalino Claudia Sheinbaum y en nadie más. Tan seguro está que será su sucesora que no tiene un plan B. Es decir, ni Marcelo Ebrard ni Ricardo Monreal están en el radar de López Obrador para sucederlo en el cargo, por lo que ambos suspirantes tendrán que buscar otros horizontes políticos si desean competir por la Presidencia en 2024.

Volviendo a Rocío, el espaldarazo que le dio Andrés Manuel no es para la presidencia, sino para la gubernatura de Veracruz, donde tampoco tiene a otra candidata y/o candidato que no sea la zacatecana avecindada en Coatzacoalcos.

Si a Roció Nahle le sale bien el chistecito de la refinería de Dos Bocas, ella será la abanderada de Morena al gobierno de la entidad y nadie más. Se lo decimos en serio amable lector, desde hace meses el Presidente dejó de pensar en otros aspirantes para las tierras jarochas y la única que hace latir fuerte su corazón para Veracruz es su incansable y trabajadora secretaria de Energía.