El pasado 7 de julio un sujeto entró a la primaria “Manlio Fabio Altamirano” de Xalapa, se paseó como Juan por su casa y de acuerdo con una nota informativa, tuvo todo el tiempo del mundo para robar lo que quiso y hacer destrozos en la escuela.

El sujeto destruyó lavabos, arrancó cables de energía eléctrica además de vaciar los tinacos y llevárselos junto con material didáctico y lo que pudo, dice la información, aunque un video de la propia escuela lo muestra rompiendo algo que parece ser una taza o un planto y ya. No se ve que cause más daño. A pesar de que su carota quedó grabada las autoridades no lo han detenido.

¿Pero a poco él solito cargó con los tinacos? Porque vaciar un tinaco no es de enchílenme otra gorda, moverlo menos y sacarlo a la calle menos aún. Pesan como el diablo los condenados.

El plantel que se encuentra ubicado en la colonia El Sumidero, se quedó sin luz y sin agua por culpa de este sujeto. Pero el problema es que a pesar de que en el video se le alcanza a ver la cara, la Fiscalía General del Estado no tiene la más remota idea de dónde lo pueda localizar.

Por los destrozos que hizo se debe inferir que es un ex alumno al que le purgaba ir a clases porque los maestros lo traían de bajada y sus compañeritos lo buleaban. De otra forma no se explica uno tanta saña contra el mobiliario.

Con lo anterior, la escuela Manlio Fabio Altamirano pasa a engrosar la lista de los planteles robados y vandalizados.

¿Cuántos van? Al menos 15 en Xalapa donde durante los 17 meses que ha durado la pandemia, los amantes de lo ajeno se han dado un festín con los planteles educativos que se supone, iban a vigilar como a las niñas de sus ojos los policías estatales.