La Cuenta Pública del 2019 entregada al Congreso estatal por el Órgano de Fiscalización Superior, está sacando a la luz varios trapos muy sucios de los ayuntamientos, como por ejemplo, el de Cosoleacaque, donde el Ayuntamiento local pidió a la Secretaría de Finanzas que le transfiriera 8 millones 700 mil pesos, a una cuenta que ni siquiera el cabildo sabe a nombre de quién está.

La bronca recae directamente sobre el alcalde Cirilo Vázquez Parissi que fue quien pidió que esos recursos fueran depositados a una cuenta bancaria que no está a nombre del Ayuntamiento ni de ningún ente oficial contable.

El ORFIS presentó también observaciones sobre un presunto daño patrimonial por 33 millones 733 mil pesos que podrían meter a Cirilo en un verdadero brete si no tiene forma de justificar qué hizo con semejante cantidad.

Pero lo que le interesa al ORFIS es el caso de los más de 8.7 millones de pesos por lo extraño de la operación.

El alcalde trató de solventar la acusación manifestando algo así como “Sí enterado, el Ayuntamiento recibió esa cantidad”. Pero el ORFIS le está revirando con un “Eso ya lo sé, lo que quiero que me digas es a dónde fue a parar ese dinero y sobre todo, el nombre del extraño y desconocido beneficiario”.

Y es en este punto donde la marrana está torciendo el rabo.