A pesar de que las primeras peleas de gallos se realizaron en China hace 2 mil 500 años, no se tiene registro de cuándo se realizó la primera en lo que es ahora el territorio nacional. Pero se infiere que fue durante el virreinato cuando un español se bajó de un barco con dos gallos descopetaos y los puso a pelear en algún solar baldío del puerto de Veracruz.

Lo que sí se sabe es que en 1828 el Ayuntamiento de la Ciudad de México concedió la primera licencia para que se llevaran a cabo estas peleas y la validez funcionó hasta que a iniciativa del Partido Verde, las peleas quedaron proscritas en el país.

El problema es que esta prohibición afectó a cientos de familias que se han dedicado a esta actividad por generaciones.

El diputado Rodrigo García Escalante presentó al Pleno del Congreso local una iniciativa de reforma a la Ley de Protección a los Animales para el Estado de Veracruz, cuyo propósito es excluir de la aplicación de este ordenamiento las peleas de gallos, debido –dijo- a la importancia de dicha actividad económica en la entidad.

El legislador indicó que las peleas de gallos se sujetan a una estricta reglamentación en la que se establecen las condiciones que deben tener los animales que participen en palenques, así como el comportamiento a seguir por los jueces, los soltaderos y el público en general.

Agregó que los gallos de pelea consumen 110 mil toneladas de alimentos al mes o un millón 300 mil toneladas al año, y el ingreso bruto para la industria que produce estos alimentos es de 7 mil 200 millones de pesos anuales.

García Escalante añadió que en 116 municipios del país se encuentran las ciudades y poblaciones más importantes donde se realizan anualmente y en conjunto mil 312 días de feria. En los restantes 2 mil 314 municipios se realizan 23 mil 140 días de feria. “Por lo que hablamos de 24 mil 452 días de fiesta en el país, donde el evento de mayor trascendencia es la pelea de gallos”, indicó.

Su propuesta se turnó a la Comisión Permanente de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Cambio Climático para su estudio y dictamen. Y desde ahorita vaticinamos que habrá peleas, pero de perros y gatos entre ambientalistas opositores y quienes estén a favor de que regresen los gallos a los palenques.