En menos de dos años han sucedido más sismos en el Tribunal Superior de Justicia de Veracruz, que terremotos en cualquier parte del mundo.

El primero ocurrió en diciembre del 2019 cuando nombraron presidenta de ese Tribunal a la magistrada Sofía Martínez Huerta con apenas un mes y medio como togada. Diez meses después la corrieron, la acusaron de corrupción, la inhabilitaron y amenazaron con meterla a la cárcel.

En su lugar fue impuesta de manera ilegal la magistrada Isabel Inés Romero Cruz, que pobrecita, nomás no ata ni desata y ha llevado al Tribunal a vivir una de las etapas más negras de su historia.

La semana anterior, la magistrada Yolanda Cecilia Castañeda Palmeros la acusó de presionar a los magistrados para que se bajaran el sueldo, pero se le fue a la yugular al afirmar que Isabel Inés Romero está mal de la cabeza y dio a entender que se le van las cabras al monte.

Esto provocó que ayer martes, pusieran a doña Yolanda de patitas en la calle de manera literal, ya que le sacaron sus cosas de la que fue su oficina y la echaron como si fuera un inquilino que debe varios meses de renta.

Esto, estimado lector, es un eslabón más de una cadena de hechos vergonzosos y condenables que antes del 2019, jamás habían ocurrido en el Tribunal Superior de Justicia de Veracruz.

La manera como corrieron a la magistrada Castañeda Palmeros, aparte de oprobiosa e ilegal, es una muestra más del encono de la Magistrada Presidenta Romero Cruz contra quien ose manifestar su descontento por lo mal que está haciendo su trabajo.

Fue vergonzoso, hasta para personas ajenas a la dependencia, ver cómo los empleados de intendencia sacaron absolutamente todo lo que la magistrada tenía en su oficina y lo amontonaron en la explanada del edificio del Tribunal y como dice la canción; si te vi ni me acuerdo.

Esto por supuesto que no se va a quedar así. Yolanda Cecilia interpondrá las denuncias correspondientes ante las autoridades pertinentes y se iniciará un proceso largo y tardado que será en detrimento de la propia procuración de justicia en Veracruz.

¿Será que algún día termine este pleito de lavaderos?