ORFIS SIGUE SIENDO DE “CHOCOLATE”
Xalapa. Ver: Gráfica AVCNoticias /
Protagónicos y perversos


/ 2021-08-16

O nos distrajimos y no vimos las contundentes conclusiones de las históricas denuncias del Orfis, o sencillamente ese Organismo es pura lengua; si revisamos su historial, sistemáticamente denuncian pero nunca sancionan, a menos que, insistimos, sean tan discretos que no lo difunden para que nadie se entere.

Las actuales autoridades del Orfis sin embargo han salido muy histriónicas, filtran a la prensa datos con singular alegría, de asuntos que incluso están en curso pero a la señora Delia González Cobos se le tuestan las habas por “quemar” a todo mundo, quizás con la única intención de justificar la existencia de ese elefante blanco apodado Orfis.

Han lanzado denuncias a diestra y siniestra como si en realidad les fueran a dar seguimiento, ojala, entonces sí que harían historia, porque hasta el momento lo único que han exhibido es su imprudencia. Son más de doscientas denuncias las que están atoradas y doña Delia sigue acumulando más y más.

En la historia del Orfis solamente conocemos una denuncia que ha llegado a buen puerto, es la de las empresas fantasmas del Gobierno de Duarte; sin embargo eso se dio porque desde el exterior le hicieron la chamba al Orfis que nada más tuvo que firmar lo que le mandaron. Suponemos que la rúbrica fue a regañadientes, porque nunca de los nuncas habían detectado daño patrimonial desde hacía diez años; lapso de tiempo en que “fiscalizaron” a Fidel y a Duarte.

Incluso aún durante ese proceso el Orfis fue exhibido, pues mientras que se sacaba de la manga una supuesta denuncia anterior por desvío de recursos por un monto de 940 millones de pesos; el SAT detectaba que el desvió había sido de 3 mil 300 millones; es decir, algunos billetillos de diferencia.

Obvio que esa historia no fue en el año de la señora Delia, por lo tanto no es su daño; pero visto desde afuera parecería que nada ha cambiado en el Órgano que preside, estamos en medio de un deja vu; con la única diferencia de que a las actuales autoridades fiscalizadoras les gusta hacer escándalo y echarse encima los reflectores, además de que no tienen pudor de lanzar acusaciones sin sustento para después ofrecer un “usted disculpe”, aunque “palo dado, ni Dios lo quita.”