Redacción.- Veracruz se encuentra entre los estados con mayor crecimiento en accidentes viales dentro del país; pero por si eso fuera poco, diciembre no falla. En Veracruz llegan las posadas, los viajes, las prisas… y con todo eso, también se disparan los accidentes de tránsito. No es percepción: los servicios de emergencia reportan un aumento de hasta 30 por ciento en atenciones durante este mes, principalmente por choques, atropellamientos y volcaduras. Más carros en la calle, más fiestas y menos prudencia es una fórmula que cada año termina igual; ahora, el coctel del desastre tiene un nuevo protagonista: Las motocicletas que un día sí y el otro también se ven involucradas en los accidentes.

Las causas ya son conocidas y aun así se repiten como si fueran novedad. Alcohol al volante, exceso de velocidad, el celular en la mano y conductores cansados que creen que “sí llegan”. En ciudades como Xalapa y Veracruz puerto, el uso del teléfono mientras se maneja y la combinación volante-alcohol siguen encabezando la lista de imprudencias. Y en carretera, el problema se agrava con prisas, rebasar donde no se debe y manejar como si el aguinaldo también cubriera los accidentes.

Las autoridades llaman a la prudencia, despliegan operativos y piden responsabilidad, pero al final todo se reduce a algo muy básico: manejar con tantita conciencia. Revisar el coche antes de salir, respetar los límites de velocidad, no manejar si se tomó alcohol, no ir texteando como si fuera sala de espera y usar el cinturón de seguridad. Nada extraordinario, solo sentido común.

Diciembre debería ser mes de reuniones y regresos seguros a casa, no de llamadas a la Cruz Roja ni de tragedias evitables. La diferencia entre llegar a la cena o acabar en una camilla muchas veces no es el destino, sino una decisión tomada al volante. En Veracruz, como cada fin de año, manejar bien no es recomendación: es necesidad.