Redacción Revista el Tlacuilo.- El alcalde “Avatar” de Xalapa se encuentra en un compás de espera, sujeto solamente a las indicaciones que recibe desde el Palacio de enfrente por parte de Ricardo Ahued y siendo omiso a sus responsabilidades como autoridad municipal.

El único objetivo de Alberto Islas es que al finalizar su cargo burocrático al frente de la presidencia municipal de Xalapa, Ahued lo llame a incorporarse en alguna de las áreas de la Secretaría de Gobierno.
Islas es fiel discípulo de la frase del Tlacuache Garizurieta, que en su doctrina dice que: “vivir fuera del presupuesto es vivir en el error”; pero lo que sí pasa por alto este personaje es que lo más decente es sostenerse en el “servicio” público por trabajo y capacidad, no por meras “palancas”.

Parte del descuido de la ciudad se ha visto reflejado en el lago de las Ánimas, que está lleno de algas y fauna enferma a consecuencia de la contaminación del agua, que durante más de cinco décadas se había mantenido aceptablemente limpia pero que de unos meses para acá se contaminó.

Pero no solamente esos lagos reflejan el descuido, también sucede en los Lagos del Dique en donde la mortandad de peces es la constancia de que las aguas están sucias.

Se trata de dos joyas que distinguen a la ciudad y la hacen más hermosa que muchas otras capitales del país; pero ahora lucen olvidados y sucios.

Es lastimoso ver el Paseo de los Lagos con el piso dañado y las obras artísticas vandalizadas sin que la autoridad municipal se ocupe de restaurarlas; el descuido es tal que ni tan siquiera han pintado la herrería que rodea la importante obra de cerámica monumental llamada "El Islote" creada por la artista danesa Nina Hole, que ahora está destrozada. En el 2007 el horneado de esa obra fue todo un acontecimiento cultural que reunió a las y los más destacados ceramistas veracruzanos en "La Isleta" de los Lagos; pero a las autoridades xalapeñas actuales no les alcanza su cultura ni su sensibilidad para _tan siquiera_ pintar el barandal que la rodea… y ya no hablemos de restaurarla.

Estos son dos botones de muestra de lo que sucede cuando nuestro patrimonio natural y artístico caen en manos equivocadas.