Redacción.– Lo que se esperaba como una velada mexicana de celebración por el Día de la Independencia terminó en desilusión. Saúl “Canelo” Álvarez sufrió una de las derrotas más dolorosas de su carrera frente al estadounidense Terence “Bud” Crawford, quien le arrebató sus títulos mundiales de peso supermediano.

El sábado 13 de septiembre, Crawford (42-0, 31 KOs) venció a Álvarez (63-3-2, 39 KOs) por decisión unánime, manteniendo su invicto y logrando convertirse en campeón indiscutido en tres divisiones, al quedarse con los cetros de la AMB, FIB, CMB y OMB de las 168 libras.

La contienda inició con cautela, pero a partir del tercer asalto se desató un intercambio intenso en el que el desgaste físico afectó más al mexicano. En el quinto round, Crawford mostró su velocidad y precisión, lo que marcó el rumbo de la pelea. Aunque Canelo respondió en el sexto, sus ataques no lograron el mismo impacto.

Del séptimo asalto en adelante, el tapatío mostró signos de fatiga, mientras Crawford dominaba el centro del ring con combinaciones al cuerpo y un constante juego de piernas. El noveno round resultó letal para Álvarez, al recibir una ráfaga que encendió al público. Los últimos segundos de la pelea fueron dramáticos, con un Canelo al borde del nocaut.

Tras el combate, Crawford expresó: “No estoy aquí por coincidencia, Dios me trajo hasta aquí. Canelo es un gran campeón y peleó como un verdadero guerrero. No sé si será mi última pelea, debo hablar con mi equipo”.

Canelo, por su parte, se mostró todo lo sereno posible: “Una derrota no me define. Vine a tomar riesgos y a ponerme a prueba. Tengo mucho que agradecer y aquí seguiré. Compartir el ring con Crawford fue especial, y si lo hacemos otra vez sería genial. Me siento fuerte y le doy crédito por la victoria”.

El resultado dejó abierta la posibilidad de una revancha, algo que tanto el público como los protagonistas parecen merecer.