8 de septiembre, 2023. (REDACCIÓN) .- Una imagen dice más que mil palabras, y a pesar de su vasta experiencia política, los perdedores de la contienda interna de Morena no pudieron disimular sus emociones durante el evento de anuncio de su derrota; las expresiones de sus rostros eran de fracaso, desilusión y preocupación por sobrevivir después del aplastante triunfo de Claudia Shenbaum.

En sus gestos se lee que no hubo negociación alguna y que palomearon las encuestas no porque les haya gustado perder, sino porque de aquí en adelante tendrán que luchar por su supervivencia política, sin poder pedir nada a cambio de su obligado respaldo a la candidata; basta ver lo que está sucediendo en Tabasco para corroborarlo.

Es muy probable que los derrotados se vayan con las manos vacías, como ya se fue Ebrard, que ahora es un alma en pena a la que hasta Dante le hizo el “fuchi”.

Es casi seguro que ni Monreal ni Noroña alcanzarán la candidatura a la Ciudad de México, seguramente el abanderado será alguien del equipo del Gobierno que presidió Seinbaum Pardo, quizás Omar Hamid García Harfuch.

El rostro de Adán Augusto desmentía los espejitos que Sergio Gutiérrez ha vendido en Veracruz, de que aún si Adán Augusto no ganara la encuesta, él sí sería (por acuerdo) el candidato a la gubernatura de Veracruz; versión poco creíble y más aún ahora que quedó en evidencia que el capital político de Adán Augusto es muy poco, tan poco que quedó por debajo del Changoleón.

El único perdedor que irradiaba felicidad con su maravilloso 6% de preferencias era Manuel Velasco, quien durante el proceso dejó pasar a la aspirante que siempre encabezó la contienda interna y hasta tiempo tuvo de irse de “Rebelde RBD”; es el único que quiso y logró quedar bien con la ganadora.

Dicen que nadie escarmienta en cabeza ajena, pero sería bueno que quienes creen que pueden ganarle el brinco a Rocío Nahle en la interna de Veracruz reflexionen, no les vaya a pasar lo mismo que a las corcholatas del altiplano… ¡O peor!