Sabemos que es malo desearle un mal a cualquier ser humano, por perverso y nocivo que este sea, pero sí bien no pedimos que a Osorio Chong le diera coronavirus, como veracruzano no pudimos evitar sonreír al enterarnos. Por tan mala actitud, ahora que vuelvan a abrir las Iglesias prometemos hacer contrición.

Pero es que si alguien le hizo daño a nuestro estado fue el Chino Chong; inventor de la persecución contra Javier Duarte y el principal aliado para que le regalaran la minigubernatura a su tocayo Miguel Ángel Yunes.

Si por Chong hubiera sido, en este momento estaríamos siendo gobernados por Chiquiyunes, quién viviría preparándole el camino a Chiquifer hacía la gubernatura.
Luego, mientras los veracruzanos recogiéramos los pedazos de nuestro estado; Chiquifer dejaría al más chiquito de la familia en el trono.

Para cuándo Miniomar terminará su mandato, ya alguno de los nietos del choleño tendría edad para asumir el poder; esos eran los sueños imperiales del Chino y del Libanes.
Afortunadamente la elección llegó cuando ya iba de salida del ahora Senador.

EL DÚO DINAMICO
¿En que afectó a Veracruz la persecución de Javier Duarte? Lo primero es que no pudo cerrar su administración, pues de manera inédita tuvo que salir huyendo y dejar todo votado y en manos de Flavino Ríos, a quién le hizo falta tener una granja para surtirse de productos avícolas que le permitieran enfrentar al dúo dinámico Chong-Yunes.

Los cabos financieros sueltos que dejó Duarte con su precipitada huida, agudizaron más la crisis derivada de su propio Gobierno y abrieron las arcas de las Finanzas de Sefiplan para el que venía, que entró anticipadamente con las manos sueltas para hacer estropicios a nombre de los salientes; recordemos que la pieza clave para disponer con antelación de las arcas del estado fue la protegida de Hipólito Rodríguez y hasta ahora prófuga de la justicia Clementina Guerrero.

La salida anticipada de Duarte y el carácter gelatinoso de Flavino causaron también que el grupo Chong-Yunes dispusiera de la Fiscalía General del Estado; en la que en teoría Bravo Contreras debería haber permanecido hasta el año 2024; pero no, lo quebraron con “todo el pinche poder estatal y federal en la mano”.
Las funestas consecuencias del paso de Winckler por esa Fiscalía ya las vivimos y aún las padecemos.

Obviamente el Fisculín Contreras no era el plus ultra de la procuración de justicia; pero más institucional que el minifiscal, sí lo era.
NOS LLEVÓ ENTRE LAS PATAS
Se dice en los pasillos políticos que Osorio Chong fue quién “le vendió” la idea a Peña Nieto de que perseguir a algunos Gobernadores salientes del PRI, entre ellos en especial Javier Duarte, le daría una imagen democrática, además de que le restauraría su desvencijada imagen y le ayudaría a crear una cortina de humo que distrajera la atención de los cuestionamientos en contra del propio Gobierno; la idea no le pareció mal al entonces presidente, entonces fue cuándo se abrió la caja de Pandora.
Más allá de si existieron los delitos o no por parte de los duartistas, la manera de defenestrar al Gobierno de Veracruz de aquel momento causó estragos en muchos aspectos de la vida sana del estado.

Se dice que Peña Nieto fue favorecido de los desvíos de recursos duartistas; por eso el cordobés pensaba que, sucediera lo que sucediera, no lo iban a tocar, pero no contaba con que Osorio Chong, le hablaba al oído al expresidente.

Aclaramos; es correcto que se hayan roto los contubernios de corrupción y aplicado la ley; lo que no fue adecuado son los motivos, los tiempos y las formas; además de haber amarrado nuevos acuerdos coprológicos con el otro grupo.
Le deseamos a Miguel Angol Osorio Chong una pronta recuperación y hacemos rezos para que NO se nos vaya a agravar su salud.

(Imagen/sexenio.com.mx)