En enero del 2016 Juan Antonio Aguilar Mancha, fue detenido y enviado a la cárcel de Tuxpan acusado de cometer un fraude por 700 mil pesos contra una empresa de Transporte. Pero diez y ocho meses después la vida le sonrió al ganar la elección a la alcaldía de ese puerto.

¿Cómo pasó de la cárcel a la presidencia municipal? Gracias a su poderoso primo José de Jesús Mancha Alarcón, entonces líder estatal del PAN y empleado de todas las confianzas del recién nombrado gobernador Miguel Ángel Yunes Linares.

Como sucede con aquellos que no han tenido nada y los ponen donde hay, Juan Antonio Aguilar llegó literalmente a robar. Es un secreto a voces o ya ni secreto es, que tanto él como su esposa Elda García Martínez, presidenta del DIF municipal (donde ha hecho jugosos negocios), compraron el hotel Sara situado en el primer cuadro de la ciudad.

Aunque nadie lo puede asegurar con firmeza, todo mundo intuye que el dinero para esa compra salió el erario tuxpeño y no del bolsillo del alcalde, un pelagatos que casi toda su vida vivió entrampado. En el caso de su esposa, todos en el pueblo conocen su condición de pobreza antes de que su marido llegara a la alcaldía. Para sostenerse, doña Elda vendía ropa usada aunque hoy se avergüence de su origen.

Lo que no pueden esconder marido y mujer es que ambos están forrados de millones.

Hace unos meses y en previsión de lo que se pueda venir, el alcalde solicitó un amparo contra una eventual orden de aprehensión en su contra que pudieran ejecutar tanto la Fiscalía General de la República, la Fiscalía General del Estado o la Fiscalía Especializada en Combate a la Corrupción.

Hace unas semanas obtuvo una suspensión provisional por 20 mil pesos, pero este miércoles un juez federal resolvió negar la suspensión definitiva. Es decir, el cielo está a punto de caerle encima.

Los días en libertad de Juan Antonio pueden terminar el 31 de diciembre cuando deje el cargo. Y al parecer no tiene para dónde hacerse.

En Tuxpan se filtró la versión de que las autoridades lo tienen en la mira y lo van a detener cuando pierda el fuero. Pero si la justicia fuera más pareja también debería llamar a cuentas a doña Elda García, la distinguida esposa de Juan Antonio, que tendrá mucho que contar sobre su vastísima fortuna acumulada en el corto lapso de cuatro años.