La opinión que más permea públicamente respecto a la persona de Tito Delfín Cano, es que es un vividor de la política, a través de la cual ha amasado un evidente capital económico; por eso sorprende que ese personaje sea la propuesta de los panistas “antichapito” para llegar a la presidencia blanquiazul veracruzana.

La más reciente incursión del candida-Tito a las grandes ligas de la política del estado fue como diputado local plurinominal, donde estuvo a las órdenes de Sergio el Bailador, ahí se rozó con miembros de la “oposición” como Juan Manuel del Castillo, Vicente Benítez, Manuel Francisco Martínez y Callejitas; a los que les pasaba los mensajes que le ordenaba El Bailador, mismos que a su vez recibía desde el Palacio de Gobierno que en ese momento estaba pintado de azul.

Recientemente Delfín Cano jaló reflectores al imponer al orgullo de su nepotismo, Alicia Delfín, como candidata a Síndica de Medellín; cabe el apunte de que ella ya está en la nómina de ese Ayuntamiento, desde donde se dice que la joven ha abierto “plazas” de trabajo para los incondicionales de su padre; así que a partir de diciembre será seguramente auditada muy de cerca por Isleño.

Llevar a Tito Delfín como propuesta a la presidencia del CDE, es dejarle el partido al Chapito; porque a causa del tema de Medellín y por otras acciones como esa, el contendiente goza de una pésima reputación al interior del panismo veracruzano.

Incluso no deja de advertirse cierta perversidad por parte de Enrique Cambranis y de José Mancha, que al saber perdida de antemano la contienda están lanzando a su Delfín por delante para que lo hagan ceviche, y así ellos puedan quedar bien con Dios y con el diablo; con miras a no perjudicar su proyecto político rumbo al Senado; así que es claro que lo lanzan por delante para que salga chamuscado el más ingenuo… o al menos así parece.