Hablando de dinero, la Comisión Nacional Bancaria es el organismo desconcentrado que regula el funcionamiento de los Bancos, pero parecería que se encarga de darle alas a los alacranes; empezando porque los intereses que cobran las instituciones son de usura y los rendimientos que otorgan por inversión son de risa; por ejemplo si usted pone a plazo fijo 50 mil pesos le redituarán 17 pesos de ganancia al mes; pero sin embargo si el Banco es quién le da ese mismo monto vía tarjeta de crédito y usted no los paga en tiempo, le generará un interés a favor del Banco de aproximadamente mil pesos mensuales (si la tasa es de 25% anual) ¡Nada que ver una cosa con la otra!

Por si eso fuera poco el Banco le cobrará una anualidad por el “manejo” de su cuenta; aun cuando usted guarde sus ahorritos ahí no le darán ni las gracias por el manejo de su dinero.

Digamos que con la anualidad paga usted el uso de cajeros; entonces las maquinas deberían de servir solamente para sacar o depositar efectivo, pero no; en la pantalla le piden donar a causas que el banco deduce de impuestos, es decir ganan con el buen corazón del usuario; aunque no siempre el donativo es voluntario; una señora de la tercera edad se la pasó donando todas las veces que ocupaba el cajero porque apachurraba mal; cuando se dio cuenta nunca tuvo forma que de recuperar el dinero “donado.”

Así sucede, si no se pone usted buzo puede donar, aceptar préstamos u otros servicios de manera involuntaria; no deberían estar permitidos ese tipo de trámites en esos aparatejos, son una trampa para los despistados.

En fin, estas líneas no pasaran de ser una charla ociosa o una catarsis, porque ni los diputados ni la CNB tienen interés en frenar los abusos de los Bancos, rescatados del Fobaproa y luego subastados.

Tan añejo es el contubernio entre autoridades y Bancos que el mismísimo Montesquieu (1989-1775) escribió: “Se acude a los banqueros para tomar anticipos, su arte consiste en sacar provecho de sus fondos sin que pueda acusárseles de usura.”