COLISIONÓ OTRA VEZ EL METRO

2020-03-12
Igualito que cuando echaron al Titanic a navegar y aseguraron que “ni dios podría hundirlo”, así sucedió cuándo inauguraron el Sistema Colectivo de Transporte Metro, nos aseveraron que nunca de los nuncas dos trenes podrían colisionar; pero mire usted, ya van tres mandarriazos que se ponen entre ellos; el anterior al de Tacubaya fue en el año 2015, el día 5 de mayo, tuvo un saldo de doce heridos, sucedió en la estación Oceanía con dirección Politécnico; ahí un convoy alcanzó a otro que estaba detenido en la zona de andenes; una de las hipótesis que se manejó en su momento fue que falló “el sistema de pilotaje automático”, aunque nunca se supo a ciencia cierta lo sucedido.

El entonces jefe de Gobierno Miguel Ángel Mancera salió ileso del accidente; los que pagaron el pato fueron los conductores que después de haber quedado prensados por los fierros los sacaron para cargar con toda la responsabilidad del “accidente”.

¿SABOTAJE EN EL 75?
Han sido tres las ocasiones que han chocado entre si los trenes del Metro; el choque más severo fue el del año 1975 en donde la cifra oficial fue de 31 muertos y 71 heridos, en aquella ocasión el presidente del país era Luis Echeverría.

Las “cajas negras” del 75 fueron desaparecidas y nunca se logró saber las causas del accidente; entonces, de igual manera como sucedió con el jefe de gobierno Mancera, el único chivo expiatorio fue el conductor del tren que se impactó, quién purgó una condena de diez años en Lecumberri.

Siempre se rumoró que se trató de un sabotaje, incluso existen dos hipótesis de los motivos, la primera y más difundida es que fueron las mismas autoridades capitalinas quienes provocaron el choque.
El entonces regente del DF, Octavio Sentíes y el director del Metro Jorge Espinosa, fueron acusados años más tarde por trabajadores que se dijeron amenazados en el momento del accidente.

Los empleados aseveraron que los funcionarios provocaron el alcance entre trenes para presionar al presidente Luis Echeverría para que les autorizara la compra del “pilotaje automático” (el que dicen que falló ahora), que serviría para evitar colisiones; y así sucedió, fluyó el recor$o para adquirir ese sistema, lo que suponemos significó un negocio muy jugoso para el director y el regente.

La otra hipótesis es que el sabotaje fue con la intención de frenar las aspiraciones políticas de Jorge Espinosa ¡Sabrá dios, uno no sabe nunca nada!